miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los mejores alumnos

Finlandia tiene el sistema educativo más exitoso del planeta, con métodos que van a contramarcha de otros países.


El orden existente en la Escuela Primaria Poikkilaakso en las afueras de Helsinki bastaría para hacer suspirar de envidia a docentes del resto del mundo.


Los alumnos de preescolar y primer grado de Anna-Leena Olkinuora están frente a las mesas pintando paisajes invernales.


Olkinuora se inclina para elogiar a un pequeño por su interpretación de una ardilla que retoza entre los árboles.

“Siempre estamos observando para ver si tienen estilos de aprendizaje diferentes”, dice.


Arriba, la luz del sol invernal atraviesa las ventanas del salón de clases de Mervi Valta mientras ella aconseja a sus 28 alumnos de cuarto y quinto grado, de 10 y 11 años de edad.


Algunos estudian historia, otros, matemáticas y otros, redacción. “Cada uno sabe lo que debe hacer”, explica Valta y señala un gráfico de colores pegado en la pared con las tareas diarias de cada alumno.

“No siempre hacemos todos lo mismo o con la misma velocidad”, dice.


SIN ZAPATOS

En un pasillo iluminado afuera del salón de Valta, cuatro niños que ya terminaron su trabajo del día se están entreteniendo con juegos de mesa.


En otra parte de la amplia escuela, tres niñas hacen la coreografía de un baile moderno para una obra escolar, sin maestros a la vista.


A pesar de la poca supervisión, la escuela está asombrosamente tranquila (y silenciosa pues, como en todas las escuelas primarias finlandesas, los niños no usan zapatos y caminan en calcetines).


“Cada niño elabora su plan de estudios anual”, explica Kimmo Sundström, director de la escuela de 280 alumnos.


“Los chicos, ayudados por sus padres y maestros, establecen la meta que desean, así se mantiene elevada la motivación.


Si uno necesita ayuda especial en matemáticas, la obtiene. Si uno disfruta y va más rápido que los demás en lenguaje, puede dedicarse a ello”.


PISA

Estos niños son pioneros en el experimento educativo más exitoso del mundo. Los resultados de un estudio internacional llevado a cabo en 2003 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ponen a los estudiantes finlandeses a la cabeza de los de los otros 40 países en los que se realizaron pruebas de ciencia y lectura.


La prueba, conocida como PISA, mostró una ventaja similar en matemáticas por parte de Finlandia.

Más de 250 mil estudiantes de todo el mundo hicieron la prueba. Los únicos países latinoamericanos que participaron en 2003 fueron Uruguay, México y Brasil. En 2006 se sumarán la Argentina , Chile y Colombia.

Las escuelas finlandesas no sólo obtuvieron el primer lugar académico, sino que también resultaron mejores en la educación de los alumnos menos talentosos y en la reducción significativa de las diferencias entre niños y niñas.

En pocas palabras, las escuelas finlandesas no dejaron atrás a ningún niño. “Los hallazgos de la prueba PISA para Finlandia muestran que un sistema educativo puede lograr combinar el desempeño de alta calidad con la alta igualdad”, dice el informe.


¿QUÉ ES LO QUE HICIERON?

Los educadores comenzaron a cambiar su enfoque hacia un método más “centrado en el alumno”, que daba más poder a los profesores y más atención a las necesidades individuales de cada estudiante.


Para empezar se abolió el examen nacional a los 10 años y los niños siguieron juntos en la misma escuela hasta los 16.


En la década de 1980, se combinaron alumnos de todos los niveles de capacidad en el mismo salón de clases.

Finalmente, en 1994 la administración escolar se descentralizó radicalmente y se les dio a escuelas y maestros la libertad de establecer sus propias prioridades educativas.


Los finlandeses le atribuyen su éxito a varios factores:

Sus maestros son los mejor entrenados del mundo.

Aunque los sueldos de los profesores no son exagerados (entre 2 mil y 4 mil euros por mes, según la antigüedad), la profesión tiene un gran prestigio.

Las universidades aceptan apenas a uno de cada siete solicitantes a la carrera de maestro, que es aún más selectiva que las carreras de leyes y medicina.

A los maestros incompetentes se los puede despedir, pero esto casi nunca sucede, dice Riitta Sarras, consejera especial del Sindicato de Educadores.

“Consideramos que la carrera de maestro es tan difícil que cualquier graduado es competente”, dice.

Los maestros tienen gran autonomía.

Pueden utilizar el método de enseñanza que deseen, con programas diseñados por ellos mismos, y elegir los libros de texto (o elegir no usarlos).


Una vez contratados, los profesores no son sometidos a inspecciones o evaluaciones regulares.

“En Gran Bretaña hay una gran cantidad de papeleo. Aquí, confían en nosotros”, afirmó Richard Cousins, inmigrante de Inglaterra que ha enseñado matemáticas durante más de una década en Finlandia.

Asimismo, los docentes finlandeses consideran que los exámenes a los alumnos generan presiones artificiales de tiempo y castigan a los que quieren pensar las cosas a su manera.


“En muchos países se cree que al aumentar los exámenes la educación mejorará”, dice Sarras. “Pero nosotros creemos todo lo contrario. Demasiados exámenes lo llevan a uno a enseñar para el examen. Sin embargo, hay muchos aspectos del aprendizaje que no pueden medirse de esa manera”.


A los 18 años los alumnos sí tienen un examen para entrar a la universidad. Y unas dos terceras partes de los graduados continúan con la educación superior, un porcentaje alto para el nivel internacional.

A los estudiantes se les enseña en cambio a autoevaluarse. “Entrenamos a los niños a autoevaluarse desde preescolar”, dice Sundström, director de la Escuela Primaria Poikkilaakso.


“Eso les ayuda a asumir la responsabilidad de su propio trabajo. Y cuando asumen la responsabilidad, trabajan con más libertad.


El maestro no está supervisándolos todo el tiempo”. Muchas escuelas primarias (entre ellas Poikkilaakso) les dan a los alumnos fichas semanales con asuntos a evaluar como: “Terminé mi trabajo a tiempo”, “Recordé pedir permiso para hablar”, etcétera.


Los estudiantes se califican colocando una señal en una línea horizontal, con una carita feliz en un extremo y una triste en el otro. La maestra indica si está de acuerdo.


En grados más altos, las autoevaluaciones suelen ser por escrito y se realiza una evaluación más detallada al final de cada año escolar.

“Este sistema te hace pensar en lo que no salió bien y en lo que uno debe lograr el próximo año”, dice Tuomas Siltala, de 18 años, que se graduó en mayo de 2005 y piensa estudiar Derecho en la universidad. “Uno aprende lo que puede hacer. No tiene sentido engañarse”.


El éxito general de Finlandia es sorprendente. La única duda de algunos educadores es si se está haciendo lo suficiente por los alumnos excepcionales.


“Somos muy buenos para encargarnos de los estudiantes promedio, pero me pregunto si llevamos a los genios al desempeño máximo”, dice Kyllikki Vilkuna, directora de la escuela secun- daria Kulosaari.

“¿Deberíamos hacer más para apoyarlos? Ésa es nuestra asignatura pendiente”.



Martes, 15 de Septiembre de 2009

Fuente

http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=338149

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