lunes, 13 de agosto de 2012

Elevar la conciencia ciudadana sobre los retos de la educación

Conseguir que la sociedad en su conjunto, se preocupe por su educación, es realmente entrar en el camino de la Calidad Educativa ¿Cómo lograrlo? No existe una única receta, pero las evaluaciones estandarizadas pueden hacer su aporte, que debe trascender de los publicitados “rankings de países”




Si bien en América Latina las evaluaciones del rendimiento educativo se iniciaron generalmente a partir de la necesidad de informar a los tomadores de decisiones y teniendo a ello como su principal propósito, el contexto de resurgimiento democrático de la época y la idea de “rendición de cuentas” que empezaba a instalarse en el discurso político también hacía necesario satisfacer los derechos de los ciudadanos y de algunas audiencias clave de conocer la situación y las tendencias de los resultados educativos. Informar a la opinión pública ha sido quizás por ello el uso más común y efectivo de las pruebas de logros de aprendizaje. Los resultados han provisto de evidencia “dura" sobre los logros insuficientes y desiguales, han estimulado una preocupación pública sobre el problema, y reorientado el foco de la demanda social hacia una distribución más equitativa de oportunidades de aprendizaje.


Aun así, en la mayoría de casos, la prensa recogió sólo los resultados más llamativos sobre el bajo nivel de logro general, y en el caso de las pruebas internacionales, sobre los bajos puntajes obtenidos por los participantes latinoamericanos. A menudo se puso más énfasis en las grandes diferencias entre las escuelas privadas y las públicas, y mucho menos en aquéllas entre las poblaciones urbana y rural o entre niñas y niños. Rara vez se mencionaron las diferentes características socioeconómicas y culturales de las poblaciones atendidas por escuelas privadas y públicas, pues los informes oficiales no incluían esa información. Por otro lado, al menos al inicio, los funcionarios públicos rara vez estaban disponibles para analizar los resultados y promover un diálogo capaz de orientar a la opinión pública a partir de las evaluaciones.


Curiosa, aunque no sorprendentemente, entre las audiencias, son quizás los padres de familia el grupo menos atendido en términos de la provisión de información útil para monitorear el desempeño de las escuelas a las que asisten sus hijos/as o del sistema educacional en su conjunto y para convertirlos en agentes de cambio mejor informados. Aún hoy en día, en muchos de nuestros países los reportes preparados por las agencias de evaluación están más allá de las posibilidades de comprensión de la mayoría de los padres, particularmente si se considera el bajo nivel educativo promedio hasta ahora alcanzado por los adultos latinoamericanos. El manejo de la información por parte de la prensa probablemente no ha ayudado a que la información publicada se interprete de forma precisa, y las capacidades de mejorar la gestión pedagógica e institucional en las escuelas o áreas escolares


Conclusiones
Una primera conclusión de esta rápida revisión es que los resultados de las evaluaciones de logros de aprendizaje escolar parecen estar siendo utilizados más de lo que usualmente se sospecha. Dada la existencia relativamente corta de los sistemas de evaluación de la región y la inestabilidad del compromiso político con su desarrollo, no sorprende que algunos países utilicen los resultados en menor medida de lo que se esperaría. Sin embargo, si se toma en cuenta la seria escasez de recursos para el mejoramiento educativo y la existencia de muchos programas valiosos que valdría la pena financiar, parecería necesario redoblar los esfuerzos para dar un uso adecuado a los resultados de las evaluaciones.


Aunque la mayoría de países latinoamericanos no iniciaron el desarrollo de sus sistemas de evaluación con ideas claras sobre los usos que se podría dar a los resultados, una vez que empezaron a recoger información fueron encontrando diversas maneras de usarla. Así, por ejemplo, se la información ha sido utilizada para: el diseño e implementación de políticas; la asignación de recursos; para estimular cambios pedagógicos y promover la responsabilización entre varios actores e instituciones educativas. Ha habido además una considerable evolución en la forma de presentar los resultados a diversas audiencias, y cada vez se está dando mayor atención a la necesidad de incluir información sobre factores de contexto que deben ser tomados en cuenta al momento de interpretar los resultados. Ciertamente, también se han dado casos de usos no legítimos o válidos, especialmente para “responsabilizar” principalmente a los docentes y a sus gremios por los bajos logros de aprendizaje generalmente registrados.


Dado que en muchos lugares la prensa se ha convertido en el principal comunicador de los resultados a profesores/as, padres y tomadores de decisiones, es claro que no se ha realizado esfuerzos suficientes para educar a los medios de comunicación de modo que éstos se conviertan en aliados de los esfuerzos para movilizar al público en apoyo de la educación, en vez de actuar, conscientemente o no, como enemigos del sistema público. Esto requerirá que la mayoría de agencias de evaluación asigne una cantidad considerablemente mayor de recursos que los que se ha estado invirtiendo en esfuerzos de difusión (tiempo del personal para definir claramente los principales mensajes que deben ser transmitidos al público en general a través de la prensa; tiempo para responder a interpretaciones incorrectas o no deseables de los resultados de las pruebas; así como más dinero).


Aunque recién está empezando, el efecto de los resultados de las pruebas en la renovación curricular y el establecimiento de estándares también parece prometedor – cabe notar que muchos países pusieron en marcha sus sistemas de evaluación al mismo tiempo en que daban inicio a reformas curriculares cuya llegada a las aulas aún tenía que ser asegurada. Sin embargo, el diseño de las pruebas aún necesita mejorarse para permitir investigaciones adicionales de las implicancias pedagógicas de sus resultados. La posibilidad de utilizar los resultados para mejorar la planificación a nivel de las escuelas también está emergiendo como una línea de acción interesante, y requerirá de aplicaciones de tipo censal o de la provisión de instrumentos para la autoevaluación y el análisis colectivo de los resultados.


Otra manera en que las evaluaciones pueden contribuir a mejorar el desempeño docente y los logros de aprendizaje, es la producción de materiales para el desarrollo profesional que estén basados en análisis detallados de los resultados de las pruebas - y la generación de espacios institucionales y eventos de capacitación en los cuales éstos puedan ser apropiados y usados a cabalidad. El análisis de ítems seleccionados de las pruebas que es difundido por las agencias de evaluación, con frecuencia ha facilitado entre los profesores la reflexión sobre sus propias expectativas para el aprendizaje de sus estudiantes, así como la reconsideración por parte de los especialistas de cuán adecuados son los objetivos de aprendizaje que han definido para varios grados. El acceso directo a los instrumentos de evaluación también parece una poderosa manera de aliviar los temores y prejuicios existentes sobre la gama supuestamente limitada de habilidades que las pruebas pueden evaluar. Hoy en día, incluso los ítems de opción múltiple pueden explorar procesos de razonamiento complejos y pueden servir para identificar fuentes de error ligadas a las prácticas de aula - algo que los opositores de las pruebas suelen negar.


Sin embargo, si se quiere asegurar el éxito de las estrategias de difusión y uso de los resultados, se tendrá que prestar mayor atención a las culturas organizacionales -tanto a nivel de las escuelas como en los niveles intermedios de la administración educativa. Las directrices tradicionales de tipo vertical (top-down) con frecuencia han fallado en tener los resultados anticipados cuando los intereses burocráticos y profesionales aparecen amenazados por la nueva información disponible. Ninguno de los aportes potenciales de las evaluaciones externas se podrá materializar si no hay terreno fértil en las instituciones que permita cultivar prácticas de evaluación interna y de planificación pedagógica que se nutran de los insumos que aquellas pueden proveer.



Extraído de
Uso de los resultados de evaluaciones educativas a gran escala en América Latina
Patricia Arregui
Grupo de Trabajo sobre Estándares y Evaluación del PREAL





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