Las definiciones de
la lectura y de la competencia lectora han evolucionado paralelamente a los
cambios sociales, económicos y culturales. El concepto de aprendizaje, y en
especial el de aprendizaje a lo largo de toda la vida, han transformado las
percepciones de la competencia lectora y de las necesidades a las que ha de
hacer frente. Ya no se considera que la capacidad de lectura sea algo que se
adquiere en la infancia durante los primeros años de escolarización. Más bien
se ve como un conjunto en evolución que incluye una serie de conocimientos,
habilidades y estrategias que las personas van construyendo con los años, según
las diversas situaciones que viven y mediante la interacción con sus compañeros
y con las comunidades más extensas en las que participan.
Como resultado de un
proceso de consenso en el que participaron los expertos en lectura designados
por los países participantes y los grupos de asesoramiento de PISA, se adoptó
para el estudio la siguiente definición de competencia lectora:
La competencia
lectora es la capacidad de comprender, utilizar y analizar textos escritos para
alcanzar los objetivos del lector, desarrollar sus conocimientos y
posibilidades y participar en la sociedad.
Esa definición supera
la idea tradicional de competencia lectora como proceso de descodificación y
comprensión literal. En lugar de ello, parte de la base de que la competencia
lectora comporta comprender informaciones escritas, utilizarlas y reflexionar
sobre ellas para cumplir una gran variedad de fines. La definición tiene, pues,
en cuenta el papel activo e interactivo del lector que adquiere información a
partir de textos escritos. La definición también está abierta a la enorme
variedad de situaciones en las que la competencia lectora puede desempeñar un
papel para los adultos jóvenes, situaciones que van desde lo público a lo
privado, desde el entorno escolar al laboral, desde el ejercicio activo de la
ciudadanía hasta el aprendizaje continuo. Asimismo, hace explícita la idea de
que la capacidad de lectura permite al individuo dar satisfacción a una serie
de aspiraciones personales, que abarcan desde la consecución de metas
específicas, como la cualificación educativa o el éxito profesional, hasta
objetivos menos inmediatos destinados a enriquecer y mejorar la vida personal.
La competencia lectora también proporciona a las personas unos instrumentos
lingüísticos que resultan cada vez más necesarios para poder hacer frente a las
exigencias de las sociedades modernas, con su extenso aparato burocrático, sus
instituciones formales y sus complejos sistemas legales.
Mientras tratan de
comprender y utilizar aquello que están leyendo, los lectores reaccionan ante
un texto determinado de muy distintas maneras. Ese proceso dinámico incluye
muchos factores, algunos de los cuales pueden ponerse en juego en un estudio a
gran escala como PISA. Tres que se pueden mencionar son la situación de la
lectura, la estructura del propio texto y las características de las preguntas
que se suscitan sobre el texto (la rúbrica del texto).Todos estos factores
constituyen elementos importantes del proceso de lectura y fueron tenidos en
cuenta a la hora de elaborar los ejercicios para la evaluación.
Con objeto de
utilizar los formatos textuales, las características de los ejercicios y las
situaciones, tanto en el proceso de elaboración de las pruebas de evaluación
como en la posterior interpretación de los resultados, fue preciso especificar
el rango de cada uno de dichos factores. De ese modo se pudo categorizar cada
tarea con el fin de que el peso relativo de cada factor pudiera tenerse en
cuenta a la hora de llevar a cabo la redacción final del estudio.
EL FORMATO TEXTUAL
En el núcleo de
• Los textos continuos están compuestos
normalmente por una serie de oraciones que, a su vez, se organizan en párrafos.
Tales párrafos pueden hallarse insertos en otras estructuras mayores, como
serían los apartados, los capítulos y los libros. Los textos continuos se
clasifican primordialmente por su objetivo retórico, esto es, por el tipo de
texto.
• Los textos discontinuos (o documentos,
como a veces se les denomina) pueden clasificarse de dos maneras. Por un lado
está el enfoque basado en la estructura formal, que es el que se adopta en el
trabajo de Kirsh y Mosenthal. En esta obra, los textos se clasifican según la
forma en que se organizan las listas subyacentes con objeto de elaborar los
distintos tipos de textos discontinuos. Este enfoque puede resultar útil para
entender las similitudes y las diferencias entre diferentes tipos de textos
discontinuos. El otro método de clasificación se funda en las descripciones
corrientes del formato de los textos. Este segundo enfoque será el que adopte
PISA para clasificar los textos discontinuos.
Textos continuos
Los tipos de texto
son las formas normalizadas de clasificar los textos continuos según su
contenido y las intenciones de sus autores.
• La narración es el tipo de texto en el
que la información hace referencia a las propiedades de los objetos en el
tiempo. Los textos narrativos suelen responder a las preguntas «¿cuándo?» o
«¿en qué orden?».
• La exposición es el tipo de texto en
el que la información se presenta bien en forma de conceptos compuestos o
constructor mentales, o bien en forma de unos elementos en los que se pueden
analizar conceptos o constructos mentales. El texto suministra una explicación
sobre el modo en que los elementos constitutivos se interrelacionan en un todo
dotado de sentido y suele responder a la pregunta «¿cómo?».
• La descripción es el tipo de texto en
el que la información hace referencia a las propiedades de los objetos en el
espacio. Los textos descriptivos suelen responder a la pregunta «¿qué?».
• La argumentación es el tipo de texto
que presenta proposiciones sobre las relaciones entre conceptos u otras
proposiciones. Los textos argumentativos suelen responder a la pregunta «¿por
qué?». Una importante subcategoría de los textos argumentativos es la
representada por los textos persuasivos.
• La instrucción (que a veces se
denomina mandato) es el tipo de texto que da indicaciones sobre lo que se debe
hacer, y puede consistir en procedimientos, normas, reglas y estatutos que
especifican determinados comportamientos que se deben adoptar.
• Un documento o registro es un texto
que se ha diseñado con objeto de normalizar y conservar información. Se
caracteriza por poseer unos rasgos textuales y de formato altamente
formalizados.
• Un hipertexto es una serie de
fragmentos textuales vinculados entre sí de tal modo que las unidades puedan
leerse en distinto orden, permitiendo así que los lectores accedan a la
información siguiendo distintas rutas.
Textos discontinuos
La organización de
los textos discontinuos difiere de la de los continuos y, por tanto, precisa
actitudes lectoras distintas.
La clasificación de
los textos discontinuos según su formato que figura a continuación ofrece una
perspectiva bien conocida que puede ser útil para dilucidar qué textos se
incluirán en la evaluación.
• Los cuadros y gráficos son representaciones
icónicas de datos. Se emplean en la argumentación científica y también en
publicaciones periódicas para presentar visualmente información pública
numérica y tabular.
• Las tablas son matrices que se
organizan en filas y columnas. Por lo general, todas las entradas de cada fila,
y todas las de cada columna, tienen propiedades en común; por consiguiente, los
encabezados de las columnas y las designaciones de las filas forman parte de la
estructura informativa del texto. Ejemplos típicos de tablas son las
programaciones, las hojas de cálculo, los formularios de pedido y los índices.
• Los diagramas suelen acompañar a las
descripciones técnicas (por ejemplo, para mostrar las piezas que forman un
aparato doméstico), o a los textos expositivos o instructivos (para explicar
cómo ha de montarse un aparato doméstico). Es conveniente diferenciar los
diagramas de procedimiento, que contestan a la pregunta, «¿cómo se hace
para…?», de los diagramas de proceso («¿cómo funciona?»).
• Los mapas son textos discontinuos que
muestran las relaciones geográficas entre distintos lugares. Hay numerosas
clases de mapas. Están los mapas de carretera, que indican las distancias y los
recorridos entre unos lugares determinados, o los mapas temáticos, que indican
la relación entre lugares, así como algunas de sus características sociales o
físicas.
• Los formularios son textos con
estructura y formato precisos que instan al lector a responder a preguntas
según unas pautas específicas. Los emplean muchas organizaciones para recopilar
datos. Con frecuencia incluyen formatos de respuesta ya codificados o
estructurados. Son ejemplos típicos los formularios de Hacienda, de solicitud
de inmigración, de visado, los cuestionarios estadísticos, etc.
• Las hojas informativas, a diferencia
de los formularios, no solicitan sino que proporcionan información. Dicha
información se presenta de modo estructurado y con un formato que permite al
lector localizar e identificar con rapidez los datos requeridos. Las hojas
informativas pueden incluir textos de formatos diferentes, así como listas,
tablas, ilustraciones y complejos elementos gráficos de base textual
(encabezamientos, tamaños de fuente tipográfica, sangrías, márgenes, etc.) que
resumen y resaltan la
información. Los horarios, las listas de precios, los
catálogos y los programas son ejemplos corrientes de este tipo de texto
discontinuo.
• Las convocatorias y los anuncios son
documentos que tienen como misión instar al lector a que haga algo, por ejemplo,
adquirir bienes o solicitar servicios, participar en encuentros o reuniones,
elegir a una persona para un cargo, etc. El fin de tales documentos es
persuadir al lector. Proponen algo y requieren atención y acción. Los anuncios,
las invitaciones, los requerimientos, los avisos y las advertencias pertenecen
a esta categoría.
• Los vales o bonos dan testimonio de
que su poseedor es adjudicatario de ciertos servicios. La información que
contienen debe certificar su validez. Son ejemplos típicos las facturas, los
tiques y billetes, etc.
• Los certificados son reconocimientos
escritos de la validez de un acuerdo o contrato. Su formalización atañe más al
contenido que al formato. Requieren la firma de una o más personas autorizadas
y competentes que dan fe de lo que allí se declara. Las garantías, los
certificados educativos, los diplomas, los contratos, son documentos de esta
naturaleza.
Extraído de
PISA 2006MARCO DE LA EVALUACIÓN
Conocimientos y habilidades en Ciencias, Matemáticas y Lectura
No hay comentarios:
Publicar un comentario