Aun así, gracias a las evaluaciones nacionales e
internacionales, se cuenta con evidencia nueva y más sólida sobre el bajo
rendimiento de los estudiantes, así como sobre las grandes diferencias en los
resultados de varios grupos poblacionales y tipos de escuelas, se ha hecho
posible el establecimiento y la generación de consensos sobre nuevas
prioridades generales de política.
Por ejemplo, la necesidad de que los ministerios de
educación, los administradores y las escuelas se centren en el aprendizaje de
los estudiantes, es ahora un mandato público generalizado en la región. Y , si bien la
"focalización" y la discriminación positiva o acción afirmativa están
hasta ahora lejos de ser el eje principal de las políticas públicas, hay una
innegable y creciente conciencia de la necesidad de realizar una distribución
más equitativa de las oportunidades de aprendizaje.
En algunos países muchas políticas y planes inspirados,
según propias aseveraciones, por los resultados de las evaluaciones no han
logrado trascender el papel donde han sido formulados. En otros, en cambio, sí
se se ha pasado a la acción con, por ejemplo, reformas curriculares y
desarrollo de estándares, producción y distribución masiva de libros de texto y
cuadernos de trabajo (que los primeros análisis sugirieron gravitaban
fuertemente en el aprendizaje), el fomento de la inclusión de estudiantes
pobres en escuelas particulares subvencionadas (por aparentes mejores
resultados y el efecto que tienen los pares en los logros estudiantiles),
programas de capacitación o desarrollo profesional docente focalizados en el
fortalecimiento de capacidades de comprensión lectora y de razonamiento
matemático entre los maestros (que algunos análisis de factores asociados a los
rendimientos estudiantiles sugieren tienen fuerte impacto sobre los mismos) o,
más recientemente, la propuesta de subvenciones diferenciadas que favorezcan a
las escuelas y los estudiantes más pobres.
Varios países cuentan con políticas y programas que procuran
concentrar más recursos e intervenciones diferenciadas y a gran escala en áreas
geográficas y grupos poblacionales con bajo rendimiento y condiciones generales
de pobreza, aunque generalmente de modo experimental o demostrativo, más que
como política generalizada. Esto incluye desde grandes programas de apoyo
integral a zonas y escuelas más vulnerables y de bajos resultados hasta, en
algunos casos, una distribución no siempre del todo racional de nuevos insumos
“empezando” por los más pobres – como podría ser el caso de reciente
distribución de computadoras portátiles en el Perú. Sobre estos programas se
describen aspectos adicionales en el siguiente acápite.
Puede argumentarse que esta tendencia al ¨alineamiento¨
entre resultados y políticas se ha dado de manera más clara en países donde los
resultados de las primeras evaluaciones nacionales han reforzado la validez de
algunas decisiones que ya habían sido tomadas, ya sea por recomendación de las
agencias internacionales de financiamiento o a partir de un genuino proceso
interno de deliberación. En cualquier caso, los resultados de las pruebas
proporcionaron fuertes argumentos para validar socialmente esas propuestas de
política.
Extraído de
Uso de los resultados de evaluaciones educativas a gran
escala en América LatinaPatricia Arregui
Grupo de Trabajo sobre Estándares y Evaluación del PREAL
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