Si consideramos que el aprendizaje - académico o de otra
índole - es la misión central de la educación, es posible afirmar que la
"variable dependiente" más importante para la investigación educativa
orientada a la formulación de políticas no estaba disponible en gran parte de
Latinoamérica antes de que los sistemas de evaluación comenzaran a generar
resultados. Y dado que la investigación debería ser un insumo importante para
la toma de decisiones, la región mostraba un serio retraso.
Antes de los 90, cuando se quería estimar los efectos sobre
el aprendizaje de, por ejemplo, la relación estudiante/profesor, las
calificaciones formales de profesores/as, la disponibilidad de libros de texto
y otros materiales de aprendizaje, así como del nivel de gasto público en
educación, la información sobre el rendimiento debía extraerse de otras medidas
como las tasas de matrícula, repetición o deserción escolar. Los resultados de
las pruebas nacionales han proporcionado un indicador crucial para determinar
los efectos de la escolaridad en el aprendizaje. Hasta 1999, en toda América
Latina no se podía encontrar más de una veintena de estudios empíricos sobre
posibles asociaciones entre las diferencias en rendimiento, diferencias en las
características intraescolares o de aula y diferencias en factores externos
tales como las características educativas y la condición socioeconómica de las
familias.
Apenas seis años más tarde, una consulta bibliográfica
rápida de 48 horas reveló la existencia de no menos de 150 estudios para 16
países, que exploran los efectos sobre el rendimiento de factores tales como
(a) la condición socioeconómica de los estudiantes, el trabajo durante el año
escolar, la raza y la condición nutricional, (b) el salario, calificaciones y
prácticas de enseñanza en aula de los docentes, (c) características de la
escuela tales como la cultura organizacional, la autonomía, la composición
socio-económica de los distintos grupos, las prácticas de evaluación en aula,
la cobertura del plan de estudios, las políticas sobre la realización de tareas
en casa, el liderazgo de los directores, la infraestructura, la disponibilidad
de libros de textos y (d) el financiamiento y/o administración pública o
privada de la escuela, la presencia de programas de bonos escolares (vouchers),
de programas de alimentación escolar, las prácticas de retención/repetición, el
número de alumnos por aula, y la duración de la jornada escolar.
Algunos de estos estudios exploran un rango completo de
posibles influencias sobre el desempeño y procuran medir su importancia
relativa, mientras que algunos examinan el peso de y los mecanismos por los
cuales una variable particular influye sobre (o cambia con) el desempeño. Otros
estudian los cambios en las relaciones entre las variables predictivas y los
resultados a lo largo del tiempo.
Algunos investigadores utilizan los puntajes promedio de las
escuelas para seleccionar escuelas "exitosas" y escuelas con un alto
índice de "fracaso", en las cuales después conducen estudios
cualitativos en profundidad sobre los factores que pueden explicar las
diferencias en el desempeño o recogen evidencia para determinar la validez de
los puntajes de las pruebas como medidas de la calidad de las escuelas.
Extraído de
Uso de los resultados de evaluaciones educativas a gran
escala en América LatinaPatricia Arregui
Grupo de Trabajo sobre Estándares y Evaluación del PREAL
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