Las Evaluaciones de Calidad Educativa ocupan un lugar en los medios de comunicación, y en la agenda de discusiones políticas, pero ¿Estamos todos de acuerdo respecto de su sentido? ¿Para qué evaluar? ¿Qué hacer con los resultados? ¿Es necesaria un discusión al respecto?
La propuesta de realizar una mirada política de las
evaluaciones de calidad ha permitido revisar distintos aspectos de estas
políticas y proponer miradas novedosas de las mismas. Sin duda, la intuición
respecto de que no podía empezarse la revisión por una mirada exclusivamente
técnica es la acertada.
El debate con los tomadores de decisiones les permite salir
del “enojo” con el instrumento y pasar a la apropiación de los mismos respecto
de su direccionalidad y conceptualización. Resulta claro que en materia de
evaluación hemos carecido de una toma de decisiones política, de sentido, y que
en realidad hemos asistido a una “no política”. Es decir, las decisiones no
tomadas fueron ocupadas por opciones técnicas.
Probablemente este fenómeno no sea exclusivo de las
políticas de evaluación de calidad, pero en este caso adquiere especial
relevancia por el peso político que han tenido las mismas en los medios de
comunicación, en los espacios políticos y en la visión que las sociedades han
construido sobre el estado de la educación. Aunque en cierta medida estas
políticas pueden ser consideradas un caso común entre las que impulsaron las
reformas de la década del ‘90, el hecho de la construcción de discursos
técnicos con cierta autonomía de la reflexión política y, en algún caso, de la
construcción de sentido compartida con los actores, parece ser una consecuencia
más generalizada.
Lo cierto es que en el caso de las políticas de evaluación,
resulta importante volver a evaluarlas desde la lógica de la revisión de
sentido. Y en este punto, es una responsabilidad de los equipos políticos de
los ministerios esta definición, que no puede encontrarse aislada del resto de
las decisiones de política educativa. Esa revisión debe incluir, en el caso
particular de la evaluación, respuestas a las preguntas de:
• ¿Para qué evaluamos?
• ¿Qué evaluamos?
• ¿Cómo lo hacemos?
• ¿Quiénes participan del proceso de construcción?
• ¿Qué información comunicamos a cada uno de los distintos
actores del proceso?
• ¿Qué hacemos con los resultados?
Estas preguntas, que pueden parecer elementales, permitirán
ordenar las revisiones técnicas que se realicen. Será distinto afirmar que se
evalúa para establecer parámetros de comparación que obliguen a las escuelas a
mejorar, que sostener que se lo hace para mejorar el conocimiento del sistema
de modo de ajustar las estrategias de política.
Será distinto evaluar a los docentes como modo de mejorar
sus estrategias de carrera y de formación, que hacerlo solamente para
establecer premios y castigos.
Estas decisiones permitirán decidir por dispositivos
muestrales o censales, por instrumentos individuales, grupales, por ítems
cerrados o abiertos, etcétera. Lo cierto es que es fundamental recuperar los
modos de construir políticas de sentido, definición de fundamentos que puedan
sostener los acuerdos técnicos posteriores.
Algunas de estas reflexiones
se propone abrir un debate sobre las evaluaciones que sume miradas y resulte un
modo de enriquecer la política educativa en general y la de evaluación en
particular.
Extraído de:
Evaluar las evaluaciones
Gustavo Iaies
En: Evaluar las
evaluaciones
Una mirada política acerca de las evaluaciones de Calidad
Educativa
IIPE UNESCO
En la sección “Biblioteca” hay un link hacia el PDF completo
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