martes, 10 de septiembre de 2013

Hacia una búsqueda de sentido de las Evaluaciones de Calidad Educativa


Las Evaluaciones de Calidad Educativa ocupan un lugar en los medios de comunicación, y en la agenda de discusiones políticas, pero ¿Estamos todos de acuerdo respecto de su sentido? ¿Para qué evaluar? ¿Qué hacer con los resultados?  ¿Es necesaria un discusión al respecto?


La propuesta de realizar una mirada política de las evaluaciones de calidad ha permitido revisar distintos aspectos de estas políticas y proponer miradas novedosas de las mismas. Sin duda, la intuición respecto de que no podía empezarse la revisión por una mirada exclusivamente técnica es la acertada. El debate con los tomadores de decisiones les permite salir del “enojo” con el instrumento y pasar a la apropiación de los mismos respecto de su direccionalidad y conceptualización. Resulta claro que en materia de evaluación hemos carecido de una toma de decisiones política, de sentido, y que en realidad hemos asistido a una “no política”. Es decir, las decisiones no tomadas fueron ocupadas por opciones técnicas.

Probablemente este fenómeno no sea exclusivo de las políticas de evaluación de calidad, pero en este caso adquiere especial relevancia por el peso político que han tenido las mismas en los medios de comunicación, en los espacios políticos y en la visión que las sociedades han construido sobre el estado de la educación. Aunque en cierta medida estas políticas pueden ser consideradas un caso común entre las que impulsaron las reformas de la década del ‘90, el hecho de la construcción de discursos técnicos con cierta autonomía de la reflexión política y, en algún caso, de la construcción de sentido compartida con los actores, parece ser una consecuencia más generalizada.

Lo cierto es que en el caso de las políticas de evaluación, resulta importante volver a evaluarlas desde la lógica de la revisión de sentido. Y en este punto, es una responsabilidad de los equipos políticos de los ministerios esta definición, que no puede encontrarse aislada del resto de las decisiones de política educativa. Esa revisión debe incluir, en el caso particular de la evaluación, respuestas a las preguntas de:

• ¿Para qué evaluamos?
• ¿Qué evaluamos?
• ¿Cómo lo hacemos?
• ¿Quiénes participan del proceso de construcción?
• ¿Qué información comunicamos a cada uno de los distintos actores del proceso?
• ¿Qué hacemos con los resultados?

Estas preguntas, que pueden parecer elementales, permitirán ordenar las revisiones técnicas que se realicen. Será distinto afirmar que se evalúa para establecer parámetros de comparación que obliguen a las escuelas a mejorar, que sostener que se lo hace para mejorar el conocimiento del sistema de modo de ajustar las estrategias de política.

Será distinto evaluar a los docentes como modo de mejorar sus estrategias de carrera y de formación, que hacerlo solamente para establecer premios y castigos.
Estas decisiones permitirán decidir por dispositivos muestrales o censales, por instrumentos individuales, grupales, por ítems cerrados o abiertos, etcétera. Lo cierto es que es fundamental recuperar los modos de construir políticas de sentido, definición de fundamentos que puedan sostener los acuerdos técnicos posteriores.

Algunas de estas reflexiones se propone abrir un debate sobre las evaluaciones que sume miradas y resulte un modo de enriquecer la política educativa en general y la de evaluación en particular.



Extraído de:
Evaluar las evaluaciones
Gustavo Iaies
En: Evaluar las evaluaciones
Una mirada política acerca de las evaluaciones de Calidad Educativa
IIPE UNESCO
En la sección “Biblioteca” hay un link hacia el PDF completo

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