La Evaluación Educativa queda justificada, en la medida que pueda convertirse en información para ser usada en procesos de mejora. Conocer los factores que determinan los aprendizajes ayuda a comprender ¿Cuáles son? ¿Están en el ámbito escolar? ¿O en el familiar?
Durante los últimos 40 años los investigadores educacionales
alrededor del mundo han producido grandes avances en la tarea de desentrañar
los factores que explican los resultados escolares, medidos por el logro de
aprendizaje de sus alumnos. A esta altura existe un amplio consenso entre los
especialistas. Los factores explicativos son dos: el entorno sociofamiliar de
los alumnos y la efectividad de la escuela.
¿Cuánto pesan, respectivamente, estos factores en la
varianza de los resultados observados entre establecimientos? En el caso de los
países desarrollados, los estudios atribuyen un peso de 80% y de 20%,
respectivamente, a la familia y la escuela. En América
Latina, los pesos asignados son 60% y 40%, respectivamente, subrayándose con
ello el hecho de que allí donde hay más pobreza la escuela adquiere, asimismo,
mayor importancia.
Suele pensarse que el factor socio-familiar estaría determinado
exclusiva o principalmente por el nivel de ingresos del hogar. En verdad, este
factor es mucho más complejo que eso. Tiene que ver con el “mundo de vida” en
que nace y se desarrolla el niño. Ciertamente, el status socioeconómico de los
padres es importante. Pero aún más decisivo parece ser, en el caso de niños
provenientes de hogares de escasos recursos, la organización de la familia, su
clima afectivo, la socialización lingüística o la adquisición temprana de
actitudes y motivaciones.
Variables de entorno
familiar que inciden en los logros de aprendizaje
Ocupación, ingreso y nivel educacional de los padres.
Infraestructura física del hogar y grado de hacinamiento.
Recursos del hogar (libros, diccionarios, escritorio,
computadora).
Organización familiar y clima afectivo del hogar.
Capital social de la familia, vecindario, comunidad y pares.
Alimentación y salud durante los primeros años de vida del
niño.
Prácticas de socialización temprana.
Desarrollo lingüístico y régimen de conversaciones en el
hogar.
Rutinas diarias, desarrollo de actitudes y motivación.
Acceso a, y calidad de, la enseñanza preescolar.
Elección de escuela.
Armonía entre códigos culturales de la familia y la escuela.
Estrategias de aprendizaje y conocimiento previo adquiridos.
Comunicación familia-escuela.
Involucramiento familiar en las tareas escolares.
Uso del tiempo en el hogar y durante las vacaciones.
Y en el caso de las escuelas, ¿cuáles insumos afectan el
rendimiento de los alumnos? ¿Hay algunos que importan más que otros? Una
revisión efectuada por Fuller y Clarke, sobre la base de más de 300 estudios
realizados sobre sistemas escolares de países en desarrollo, permite apreciar
qué porcentaje de dichos estudios muestran una asociación positiva entre el
respectivo insumo y los resultados obtenidos por los alumnos, una vez que se
controla por su nivel socioeconómico.
Insumos asociados
positivamente a resultados
Profesor conoce la materia
Biblioteca escolar Tiempo dedicado a la enseñanza Alimentación
del niño
Tamaño del colegio
Frecuencia tareas hogar
Monitoreo frecuente del alumno
Calidad de infraestructura
Disponibilidad de textos
Tiempo preparación clase
Capacitación docente en servicio
Docente con educación superior
Experiencia del docente
Años de escolarización del profesor
Gasto por alumno
Laboratorio ciencia en escuela
Nivel salarial del profesor
Tamaño del curso
Sin embargo, si se adopta una perspectiva metodológica más
restringida y exigente, la efectividad de la escuela aparece determinada,
principalmente, por la efectividad del profesor en la sala de clase. En
general, se estima que el efecto escuela depende, en alrededor de 2/3 partes,
de la calidad de la docencia impartida. A su turno, ésta se halla determinada,
en orden decreciente de importancia, por las siguientes variables: las
prácticas de enseñanza del docente en la sala de clase; el desarrollo
profesional docente (dominio de la materia que enseña y capacidad de enseñar a
alumnos de diverso origen sociofamiliar) y los insumos (tamaño del curso,
educación inicial y experiencia del profesor).
Particular importancia adquiere en el contexto de los
procesos de reforma educacional el impacto que podría tener el gasto por alumno
sobre los resultados o logros escolares. La evidencia internacional muestra lo
siguiente: si se combina el puntaje promedio obtenido por los alumnos de varios
países, participantes en PISA, con el gasto acumulado por alumno hasta los 15
años, expresado en dólares de valor equivalente, se observa en primer lugar que
sí existe una asociación entre ambas variables, aunque con diferencias como
permite ver la distribución de los países incluidos en torno a la línea de
tendencia. En seguida, se constata que sólo unos pocos países –Corea e Irlanda
aparecen allí- obtienen altos resultados (por encima de 500 puntos, que es el
puntaje promedio de los países de la OECD participantes) con un gasto que en la
escala se sitúa por debajo de la mitad del rango entre 0 y 80 mil dólares
(PPC). Estos países, se hallan naturalmente bien arriba de la línea de
tendencia. Hay un segundo grupo de países que se aproxima al cuadrante anterior
de gasto austero y alto rendimiento: República Checa, Polonia, Hungría y
Grecia. Por otro lado, ningún país de gasto superior a 40 mil dólares se ubica
en el cuadrante suroeste, por ende, de alto gasto y resultado inferior al
puntaje promedio de la OECD.
Por el contrario, los países de alto gasto se concentran en
el cuadrante noreste, aunque algunos están por encima y otros por debajo de la
línea de tendencia. Finalmente, los países de América Latina se agrupan todos
en la posición suroeste –de bajo gasto y bajos resultados- aunque con
diferencias entre ellos. En efecto, a pesar de estar todos por debajo de la
línea de tendencia, México está en términos relativos menos mal que Argentina,
ésta que Chile y éste que Brasil.
¿Existe algún elemento adicional que pudiera ayudar a
explicar el diferente desempeño de los países? Si nos atenemos solamente a los
factores externos o de contexto, el mejor candidato parece ser el nivel de
desigualdad de las distintas sociedades. En efecto, los países con mayor
desigualdad –medida por el Coeficiente de Gini- tienen más dificultad para
producir buenos resultados escolares, incluso si son ricos, como sucede en el
caso de los EE.UU., justamente porque deben compensar un mayor déficit de
origen sociofamiliar. Por el contrario, sólo obtienen buenos resultados países
con un nivel bajo de desigualdad, con la excepción de Indonesia, que apenas acumula
un gasto de 1.164 dólares (calculados con PPC) en sus alumnos de 15 años, 50
veces menos que Australia, por ejemplo, o 1/15 del gasto de Chile. Es
interesante observar, asimismo, que de los países de la muestra, Chile ostenta
el más alto nivel de desigualdad, ubicándose en general todos los países
latinoamericanos participantes en PISA en el cuadrante sureste, el de alta
desigualdad con bajo rendimiento.
Si se considera el conjunto de antecedentes aquí presentados,
emerge con nitidez la enorme complejidad del proceso de producción de
resultados educacionales. En este proceso influyen diversos factores y
múltiples variables. Entre aquéllos, como se señaló, los más importantes son el
entorno sociofamiliar de los alumnos y la escuela. Entre las
variables son decisivas aquéllas que caracterizan el hogar como agencia de
transmisión de capital cultural, por un lado, y las que inciden sobre la
efectividad de los establecimientos escolares, por el otro. Por último, destaca
el hecho de que allí donde los hogares son grandemente desiguales, la tarea
educativa enfrenta también mayores problemas y desafíos. En estos casos la
cultura nacional –y su elaboración “micro” a nivel de la familia, los pares y
la comunidad- juegan un papel importante, como parece indicar el caso de los
países del sudeste asiático. En efecto, la cultura nacional y sus elaboraciones
“micro” pueden, ya bien contribuir a facilitar y reforzar la labor de la
escuela o, al contrario, ser neutrales frente a ella u obstaculizarla.
En cuanto a las posibilidades de compensar educacionalmente
las desigualdades de origen sociofamiliar de los alumnos, ellas sólo pueden
materializarse allí donde la mayoría de las escuelas que atienden a niños y
jóvenes provenientes de hogares en situación vulnerable son efectivas. Como
muestra ampliamente la literatura especializada, sólo éstas logran mejores
resultados para sus alumnos que aquellos que podrían anticiparse considerando
su origen sociofamiliar.
Ninguna de estas complejidades y dificultades forma parte,
sin embargo, de los habituales análisis periodísticos sobre resultados
educacionales. Como vimos, éstos se limitan a resaltar unidimensionalmente el
producto final de estos procesos –es decir, resultados como puntajes- y a
ubicarlos en un esquemático ranking de países o tipos de establecimientos,
suprimiendo toda referencia al contexto en que dichos resultados se obtienen.
Con esto se banaliza la información que aportan los estudios nacionales e internacionales
de medición del desempeño escolar y, lo que es más grave, se distorsiona la
deliberación pública y se limitan sus efectos, debilitándose de esta forma uno
de los mecanismos más poderosos que poseen las democracias para abordar y
resolver problemas colectivos.
Extraído de:
Límites de la lectura periodística de resultados
educacionales
José Joaquín Brunner
En: Evaluar las
evaluaciones
Una mirada política acerca de las evaluaciones de Calidad
Educativa
IIPE UNESCO
En la sección “Biblioteca” hay un link hacia el PDF completo
1 comentario:
He visto las evaluaciones de calidad educativa y la mayoria de los alumnos no sabe resolver los ejercicios, por eso, este año se los hizo practicar previamente con ejercicios similares (Para mejorar el resultado). Creo que deberiamos incluir en la enseñanza ese tipo de ejercicios (Enseñar de esa forma) o adaptar las evaluaciones a la realidad de nuestros alumnos. Esto arrojara resultados mas reales de la educacion en nuestro pais.
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