Hasta este viernes se estará desarrollando la evaluación TALIS en la
Ciudad de Buenos Aires. Es una evaluación de la OCDE sobre las “percepciones”
de la docencia en torno a su práctica profesional.
“El TALIS es (…) una encuesta internacional enfocada al entorno del
aprendizaje y a las condiciones de trabajo de los maestros en las escuelas; su
objetivo es llenar las importantes lagunas de información en las comparaciones
internacionales de los sistemas educativos. TALIS ofrece una oportunidad para
que maestros y directores den su aporte en el análisis educativo y en el
desarrollo de políticas en algunos de los principales ámbitos de la política”.
Así es presentado este mecanismo evaluador en la web de la OCDE
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Este organismo
internacional, junto al BID (Banco Interamenricano de Desarrollo) y al BM
(Banco Mundial), están cada vez más presentes en Argentina no por casualidad.
El presidente del BM, Jim Yong Kim, visitó el mes pasado nuestro país y fue
entrevistado por Alejandro Fantino en Animales Sueltos. Durante esta entrevista
sostuvo que “los países que avanzan son aquellos en los que sus ciudadanos
están dispuestos a sacrificarse”.
Estas entidades buscan que Cambiemos cumpla con las exigencias que
forman parte de los acuerdos contraídos para ser beneficiarios de los préstamos
que nos endeudan a tasas siderales. Se plantean así exigencias de reformas para
bajar los costos laborales de las empresas por medio de la destrucción de los
convenios colectivos de trabajo y del descrédito de las organizaciones
sindicales para que el movimiento trabajador se vea debilitado en su capacidad
de reacción. Al mismo tiempo exigen una drástica reducción del déficit fiscal
haciendo que el Estado recorte los presupuestos de educación, salud y
desarrollo social que son definidos como un gasto y no como una inversión.
EL GOBIERNO DE LA CABA, UN LABORATORIO DE LA
POLÍTICA EDUCATIVA NACIONAL
Para cumplir con los requisitos de los organismos internacionales, el
jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la ministra de
Educación, Soledad Acuña, impulsan la toma de las evaluaciones Talis en 200
escuelas primarias y 150 secundarias de gestión estatal y privada seleccionadas
por muestreo. La presentan como una “encuesta de percepciones” acerca de la
enseñanza y el aprendizaje dirigido a docentes y directivos. Cabe destacar que
se da en el marco de un paquete de reformas estructurales del sistema educativo
contempladas dentro del Plan maestro.
En la página del Gobierno de la Ciudad sostienen que la encuesta “tiene
como propósito central la elaboración de un diagnóstico acerca del entorno de
aprendizaje y de las condiciones de trabajo de los docentes y directivos de
escuelas de la Ciudad, que recupere sus puntos de vista, con el fin de
contribuir a la definición de políticas para fortalecer la docencia” y
sostienen que los objetivos del estudio son “explorar cómo perciben los
docentes y directivos que su tarea es reconocida, valorada y acompañada, y si
las necesidades de desarrollo profesional son atendidas, indagar las
valoraciones sobre la enseñanza, las prácticas pedagógicas usuales, el
liderazgo y la conducción de la escuela, la gestión del tiempo escolar y las
prácticas de evaluación y de retroalimentación y describir el entorno de
aprendizaje, el clima escolar, las oportunidades de innovación en el aula, las
instancias de trabajo colaborativo entre docentes y la disponibilidad de
acompañamiento profesional”.
A primera vista pareciera que la vocación de diálogo siempre esgrimida
por Cambiemos es real y que están abriendo un espacio para la intervención de
la docencia en el armado de políticas para reformular el sistema educativo.
Pero ante las declaraciones de los propios funcionarios esto queda rotundamente
desmentido. Por ejemplo, el Ministro de Educación Nacional, Alejandro
Finocchiaro en una entrevista que brindó a Clarín sostuvo que “la resistencia a
la nueva secundaria es política, se va a implementar igual”.
Por otra parte, la realización de esta evaluación de percepciones del
cuerpo docente, si dejáramos de lado el hecho de que es realizada por
organismos internacionales que buscan tener injerencias políticas, pareciera
que vendría a funcionar como una suerte de mecanismo que recaba información
para establecer un diagnóstico con el objetivo de elaborar políticas educativas
adecuadas. Es innegable que nadie puede tomar buenas decisiones sin tener una
caracterización acertada del estado de situación del que parte. El problema es
que Cambiemos ya tiene realizado un diagnóstico previo a esta consulta que fue
explicitado en diferentes oportunidades. El objetivo de estas evaluaciones es
justificar medidas de reformas ya definidas con anterioridad.
Al leer el cuestionario no se puede dejar de observar una impronta
tendenciosa destinada a que se confirmen los juicios de los que ya parten, que
se basan en estudios internacionales realizados en otros países de la región:
que los docentes eligen la carrera porque ofrece estabilidad laboral y que esto
genera un cuerpo docente sin incentivo a capacitarse o dar mejores clases. Su
análisis es que al no sufrir la incertidumbre laboral, están cómodos y entonces
no buscan innovar en sus clases que son magistrales, expositivas y que no hacen
partícipes a los estudiantes como sujetos activos de su proceso de aprendizaje.
No hace falta explicitar lo engañoso de hacer una encuesta para
dictaminar un resultado cuando el diagnóstico ya está hecho de antemano en base
intereses económicos determinados. Tampoco hace falta explicitar que es poco
serio hacer una encuesta para establecer un punto de partida para la
elaboración de lineamientos políticos partiendo de “percepciones” o
“valoraciones” que giran en torno a cómo se concibe que funciona el sistema
educativo actual o a cómo creen los docentes que está valorizado su rol
socialmente o cómo creen que dan clases sus compañeros, etc.
Un diagnóstico para una reforma del sistema educativo o del sistema de
salud no debería partir del análisis de datos subjetivos, perceptuales o
valorativos sino de un análisis de datos duros, materiales. Debería partir del
explicitación de los niveles de inequidad social y económica que hay en nuestro
país. La pobreza estructural generada por salarios de miseria o por el alto
índice de trabajos informales y precarios debería ser un dato fundamental a
tener en cuenta para pensar y estructurar sistemas educativos que den respuesta
y cuestionen los estragos generados por el sistema económico y político en el que
vivimos. La pobreza no es un estado mental o una percepción como nos quieren
hacer creer desde las neurociencias tan en boga en estos tiempos, es una
realidad material objetiva que impacta en el sistema educativo y sanitario que
son caja de resonancia de las miserias del capitalismo.
Sin embargo, para este Gobierno y los organismos internacionales es más
conveniente descargar la culpa sobre “el docente o sobre el médico ineficaz”
que asumir que lo que está caduco es el sistema económico porque, de aceptar
esto, habría que animarse a pensar y construir un mundo bajo una planificación
socialista de los recursos en base a las necesidades de las grandes mayorías y
no en función de las ganancias de unos pocos.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/TALIS-la-evaluacion-como-puntapie-a-nuevas-reformas-educativas
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