El pasado lunes comenzó a circular el
documento “Evaluación de desempeño de docentes, directivos y supervisores en
educación básica y media superior de México. Análisis y evaluación de su
implementación 2015-2016”; elaborado por un grupo de expertos convocados por la
Oficina Regional de Educación de la Unesco para América Latina y el Caribe
(OREALC).
Hace un año se difundió también un estudio
internacional sobre la nueva evaluación docente en México: “Evaluación
internacional de los procesos de evaluación de ingreso y promoción al Servicio
Profesional Docente en Educación Básica y Educación Media Superior en México,
2014-2015”, elaborado por especialistas del Instituto Internacional de Planeamiento
de la Educación (IIPE-Unesco ), elaborado en el marco del convenio de
colaboración entre ese organismo y el Instituto Nacional para la Evaluación de
la Educación, el INEE.
Puede decirse que los dos estudios internacionales
son complementarios entre sí, ya que el primero se concentra en la evaluación
de desempeño y el primero en la evaluación de ingreso y promoción al Servicio
Profesional Docente. La metodología seguida en ambos casos es similar, se basa
en el análisis de la documentación relevante, en entrevistas con distintos
tipos de actores involucrados en el proceso, y en observación de campo con
atención a los procesos de implementación respectivos. También en ambos casos
se toma en cuenta el diseño de las evaluaciones, los instrumentos y la organización
de las evaluaciones.
No obstante, dado que la evaluación de desempeño, a
diferencia de las de ingreso y promoción, generó fuertes resistencias, críticas
e inconformidades de una parte significativa del magisterio evaluado, el
documento de OREALC-Unesco aborda con mayor amplitud las dimensiones
propiamente políticas de la aplicación.
Entre los problemas detectados por los expertos
internacionales destaca, en primer lugar, el apresurado ritmo en que, debido a
los calendarios previstos en la normativa que rige las nuevas prácticas de
evaluación docente, y también por la decisión (del INEE) de optar por una
evaluación multidimensional, el diseño de los instrumentos, principalmente a
cargo del Ceneval, bajo supervisión del INEE, la planeación y logística de la
aplicación, así como la confección de una plataforma tecnológica adecuada,
diseñada por el ILCE.
En opinión del organismo, “entre las dificultades más importantes observadas en el primer ciclo de la evaluación de desempeño, estuvo su ajustada agenda. Varios problemas aparecen estrechamente vinculados a éste, como el débil diseño estratégico de procesos relevantes (como la entrega de resultados); la insuficiente planificación de detalles de procesos operativos y técnico críticos y sensibles para los evaluados; falta de tiempo para poder implementar adecuadamente los procesos de revisión, recarga de recursos humanos y equipo a su límite de operación (tanto en Ceneval, como en el INEE y en la SEP), falta de tiempo para poder comunicar efectiva y oportunamente los procesos a los actores involucrados” (p. 38).
En opinión del organismo, “entre las dificultades más importantes observadas en el primer ciclo de la evaluación de desempeño, estuvo su ajustada agenda. Varios problemas aparecen estrechamente vinculados a éste, como el débil diseño estratégico de procesos relevantes (como la entrega de resultados); la insuficiente planificación de detalles de procesos operativos y técnico críticos y sensibles para los evaluados; falta de tiempo para poder implementar adecuadamente los procesos de revisión, recarga de recursos humanos y equipo a su límite de operación (tanto en Ceneval, como en el INEE y en la SEP), falta de tiempo para poder comunicar efectiva y oportunamente los procesos a los actores involucrados” (p. 38).
La crítica sobre el proceso de implementación lleva
a los expertos a concluir que “en este primer ciclo de aplicación se observó
que los equipos en los distintos niveles estaban completamente consumidos
respondiendo a los obstáculos que iban emergiendo día a día, a un ritmo que se
puede calificar de frenético” (p. 39).
La explicación de esta problemática tiene para los
expertos un cariz político. La evaluación docente estuvo atrapada entre dos
agendas: la recuperación de la rectoría del Estado en materia educativa, y el
propósito de evaluar a los maestros para emprender procesos de formación
docente que permitieran mejorar su desempeño y perfil profesional. Forzar el
proceso de evaluación sin contar con un diseño completo, probado y validado,
obedece a la primera agenda y marca límites claros a la segunda.
En otro orden de ideas, el documento hace notar los
problemas de coordinación del sistema de evaluación. La “gobernanza
distribuida” (es el término que usan), en que SEP, INEE, la Coordinación del
Servicio Profesional Docente, las autoridades educativas de los estados,
Ceneval e ILCE participaban de manera conjunta en el proceso, implicó un reto
mayúsculo de coordinación que no en todos los casos fue resuelto con
suficiencia.
Otro aspecto que trata el documento se refiere a la
crítica de académicos y a la resistencia organizada de la disidencia
magisterial, en particular la CNTE. Sobre este punto los especialistas subrayan
un déficit comunicacional, de la SEP y el INEE, para justificar con argumentos
suficientes y razonables el “para qué” de la evaluación. En el futuro,
consideran, es muy importante “densificar” el discurso de justificación del
proceso. Dado que, concluyen, “una evaluación con consecuencias siempre generan
resistencias, es importante que un plan de comunicación estratégico permita
sostener la evaluación reforzando los aspectos positivos y mostrando evidencia
y argumentos claros respecto del alcance de las consecuencias, de manera que quienes
teman a los resultados (…) no sean los actores del sistema en general, sino los
que incumplen sostenidamente los propósitos de aprendizaje que la sociedad le
ha encomendado (p. 56).
Es difícil coincidir con la apreciación de
OREALC-Unesco de que las resistencias a la evaluación son resultado de
una política de comunicación limitada o ineficaz, o que las diferencias de los
maestros con la autoridad educativa se pueden solventar con una mejor política
de medios. No obstante, es llamativo que los especialistas adviertan este
ángulo de la problemática, que sin duda está presente en el balance de
legitimidad de la reforma en su conjunto.
Por: Roberto
Rodríguez
Fuente: http://www.educacionfutura.org/unesco-orealc-sobre-la-evaluacion-de-desempeno-destacado/