La profesora Onerva Mäki es uno de los millones de granitos de arena que constituyen el exitoso "granero" educativo de Finlandia. Su compromiso con la enseñanza y una carrera dedicada a la Educación de los niños discapacitados le ha llevado a ser galardonada por la Unesco con uno de los premios Comenius, –la distinción más prestigiosa a la carrera docente–. Para ella el "respeto a la Educación que coexiste en la sociedad finesa" es la clave del sobresaliente de Finlandia en PISA. De él brotan el resto de características, –como la calidad del profesorado, la gratuidad de la Educación o la flexibilidad del currículo– que hacen posible el sueño educativo finlandés.
La explicación reside en que respeto y Educación son dos palabras que desde hace siglos caminan de la mano en este diminuto país nórdico, con cerca de un millón menos de habitantes que la Comunidad de Madrid –5.300.000–. Hasta tal punto de que "en el siglo XIX un ciudadano no podía casarse en Finlandia si no sabía leer", explica la galardonada Onerva Mäki. Esa obligación estaba influenciada por unos fuertes principios luteranos que establecían que todos los cristianos debían ser capaces de leer la palabra de Dios y que fue el punto de partida de un sistema educativo que no ha hecho otra cosa que cosechar éxitos.
Pero no sólo el respeto a la docencia honra al sistema educativo de Finlandia. El resto de elementos los acaba de desvelar el Ministerio de Educación finés en un documento que bajo el título PISA: algunos de los factores que explican el éxito finlandés en Educación descubre la fórmula mágica que durante los últimos años persiguen el resto de países. Y parece ser que no es uno sino varios los secretos que hacen posible su exitoso sistema educativo. Éstos abarcan desde los valores de la sociedad, su excelente red de bibliotecas, el compromiso de los profesores, la flexibilidad del currículo, a la gratuidad de un sistema educativo –en el que no hay que pagar ni por el dentista–. "Intentar imitar alguna de estas características por separado no tendría mucho sentido", explica la secretaria de Estado del Ministerio de Educación de Finlandia, Heljä Misukk, que defiende que su éxito "sólo puede ser explicado por la sinergia de diferentes factores".
El primero de ellos, según el documento del Ministerio finés es el que ya argumentaba la profesora Onerva Mäki: el valor que la sociedad finlandesa le concede a la Educación, donde "cerca de tres cuartos de los adultos entre 25 y 64 años han completado el Bachillerato y un tercio tiene una licenciatura". Y del que sólo se excluye un 1% de este grupo de edad sin la enseñanza obligatoria.
A una Educación muy valorada le sigue una profesión de Magisterio altamente cualificada, el segundo de sus secretos. "En Finlandia a todos los profesores se les exige licenciatura y su formación incluye varios periodos de enseñanza práctica", defiende el Ministerio. Lo que convierte la profesión de maestro en una ocupación "altamente reconocida y de elección popular" que permite a las universidades "la posibilidad de elegir sólo a los estudiantes más cualificados".
Con buenos maestros e interés por la enseñanza, disponer hasta del cuaderno o el dentista gratis no deja a los finlandeses excusa para no ir al colegio. En Finlandia que los niños estudien no le cuesta ni un euro a sus padres y ese es el tercero de sus secretos. La enseñanza obligatoria es gratuita durante sus nueve años de duración, pero además incluye los materiales escolares, la comida, el transporte y hasta la asistencia sanitaria.
A eso hay que añadirle un sistema educativo muy flexible que permite "organizar la enseñanza de la forma más adecuada en cada zona", concede a los docentes "amplias responsabilidades pedagógicas" derivadas de su gran papel participativo y les autoriza a elegir junto al colegio el material y métodos de enseñanza preferible para sus alumnos.
Pero no sólo los docentes colaboran en el sistema educativo, otra de las peculiaridades de su enseñanza es la amplia interacción entre profesores y estudiantes y la igualdad de oportunidades que se ofrece a todos los niños. "Nosotros no hacemos diferencias por zona de residencia, género, situación económica, lenguaje u origen cultural", explica el informe. Y no existen escuelas diferenciadas para niños y niñas.
Fuera de las escuelas, la guinda del pastel la pone una exitosa red de bibliotecas que permite obtener los libros de manera completamente gratuita. Todo un conjunto de factores que contribuyen al respeto de la sociedad por su Educación o viceversa.
Autora
Lola García-Ajofrín