Las
evaluaciones PISA investigan el nivel alcanzado por los alumnos, entre otras áreas,
en “Competencia científica” ¿Qué aspecto deben los evaluados valorar en
ciencias y tecnología? ¿Qué actividades
deben ser capaces de desarrollar?
Por su condición de
área de evaluación prioritaria, la competencia científica tiene especial
relevancia en PISA 2006. Al ser la primera vez que dicha competencia se evalúa
de una forma tan detallada, el área ha experimentado un intenso proceso de
reelaboración desde el estudio de 2003, que comporta, entre otras cosas, una
interpretación más amplia de la materia objeto de evaluación. Esto implica no
solo una descripción más pormenorizada de la competencia científica, sino
también una importante innovación en el enfoque de la evaluación, que
repercutirá en el conjunto de PISA en el futuro. Por vez primera se incluyen en
el estudio principal una serie de preguntas de actitud adjuntas a la evaluación
de los conocimientos y habilidades cognitivas. Llevar a cabo una investigación
que permita determinar en qué medida las cuestiones que se plantean en el curso
de la prueba de evaluación despiertan el interés de los alumnos contribuye a
fortalecer la evaluación de una serie de elementos relativos a la actitud y la
motivación que serán importantes en el futuro compromiso con la ciencia. Con
anterioridad, las preguntas referidas a estos aspectos se hallaban limitadas a
un cuestionario independiente donde se preguntaba de una forma más general
sobre el interés y la motivación.
La comprensión de
las ciencias y la tecnología resulta crucial para la preparación para la vida
de los jóvenes en la sociedad contemporánea. Mediante ella, el individuo puede
participar plenamente en una sociedad en la que las ciencias y la tecnología
desempeñan un papel fundamental. Esta comprensión faculta asimismo a las
personas para intervenir con criterio en la definición de las políticas
públicas relativas a aquellas materias científicas o tecnológicas que
repercuten en sus vidas. En suma, comprender las ciencias y la tecnología
influye de manera significativa en la vida personal, social, profesional y
cultural de todas las personas.
Un alto porcentaje
de los problemas, situaciones y asuntos a los que deben hacer frente las
personas en sus vidas cotidianas requieren un cierto grado de conocimiento de
las ciencias y la tecnología antes de poder ser valorados, comprendidos o
abordados. Las personas se enfrentan a cuestiones con un componente científico
o tecnológico tanto a nivel personal como a nivel comunitario, nacional e
incluso global y, por tanto, se debería animar a los dirigentes nacionales a
interrogarse sobre el grado de preparación que tienen los individuos de sus
respectivos países para abordar este tipo de cuestiones. No obstante, quizá sea
aún más importante preguntarse cómo responden ante estas cuestiones los alumnos
de 15 años. Contestar a esta pregunta proporcionará un indicador anticipado
sobre la forma en que responderán en un momento posterior de sus vidas ante la
gran diversidad de situaciones vitales en las que se hallan presentes las
ciencias y la tecnología.
Para establecer las
bases de una evaluación internacional de los jóvenes de 15 años parece, pues,
razonable formularse la siguiente pregunta: «¿Qué es importante que sepan,
valoren y sean capaces de realizar los ciudadanos en las situaciones que
comportan un contenido científico o tecnológico?». Responder a esta pregunta
supone determinar los cimientos de la evaluación en los siguientes términos:
los conocimientos, valores y habilidades que poseen hoy los estudiantes se
relacionan con lo que necesitarán en el futuro. En este sentido, la clave de la
respuesta reside en el conjunto de competencias concretas que se encuentran en
el núcleo mismo de la definición que hace PISA 2006 del concepto de competencia
científica. Mediante ellas se interroga sobre la capacidad de los estudiantes a
la hora de:
• identificar cuestiones científicas,
• explicar fenómenos científicamente,
• utilizar pruebas científicas.
Estas capacidades
concretas requieren que los alumnos den muestra, por un lado, de sus conocimientos
y sus destrezas cognitivas y, por otro, de sus actitudes, valores y
motivaciones al abordar y dar respuesta a las cuestiones relacionadas con las
ciencias.
Identificar lo que
deben conocer, valorar y ser capaces de realizar los ciudadanos en las
situaciones que comportan aspectos científicos y tecnológicos puede parecer una
tarea bastante clara y sencilla. Hacerlo, no obstante, significa plantearse la
cuestión de la comprensión científica, sin que ello implique un dominio del
conjunto del conocimiento científico. En este sentido, el principio rector por
el que se guiará el presente marco de evaluación serán las necesidades de los
ciudadanos. En su condición de ciudadano, ¿qué conocimiento es el más indicado
para una persona? La respuesta a esta pregunta incluye sin duda los conceptos
básicos de las disciplinas científicas, pero ese conocimiento ha de ser a su
vez utilizado en los contextos que los individuos se encuentran en sus vidas.
Por otra parte, resulta bastante normal que las personas se vean en situaciones
que requieren un cierto grado de conocimiento de la ciencia, entendida como un
proceso que genera conocimiento y postula explicaciones del mundo natural1.
Finalmente, los ciudadanos también deben ser conscientes de las relaciones
complementarias que se dan entre las ciencias y la tecnología, así como de la
ubicua influencia que ejercen las tecnologías de base científica sobre la
naturaleza de la vida moderna.
¿Qué aspectos de las
ciencias y la tecnología deben valorar los ciudadanos? La respuesta debería
incluir el papel y la contribución de las ciencias y las tecnologías de base
científica a la sociedad, así como su importancia en muchos contextos
personales, sociales y globales. Es razonable esperar, por tanto, que los
individuos se muestren interesados en las ciencias, apoyen los procesos de
investigación científica y adopten una actitud responsable en relación con los
recursos naturales y el medio ambiente.
¿Qué actividades
relacionadas con las ciencias debe ser capaz de realizar una persona? Cualquier
individuo se ve a menudo en la necesidad de extraer conclusiones adecuadas a
partir de una serie de pruebas e informaciones que se le han suministrado.
Asimismo, puede tener que evaluar las afirmaciones de terceros sobre la base de
las pruebas presentadas o diferenciar entre una opinión personal y una
aseveración basada en pruebas. En muchas ocasiones, las pruebas presentes en
este tipo de situaciones tienen un carácter científico. No obstante, las
ciencias también pueden desempeñar un papel de carácter más general debido a su
estrecha vinculación con la aplicación de criterios racionales para contrastar
ideas y teorías con las pruebas disponibles. Esto no significa, por supuesto,
una negación de la importancia que tienen la creatividad y la imaginación en
las ciencias, dos aspectos que siempre han desempeñado un papel crucial en el
progreso de la comprensión humana del mundo.
¿Poseen los
ciudadanos la capacidad de diferenciar las afirmaciones dotadas de solidez
científica de las que carecen de ella? No es habitual que se pida al ciudadano
medio que emita un juicio sobre la validez de las principales teorías
científicas o sobre los potenciales avances de la ciencia. En cambio, lo
que sí que hacen es tomar decisiones basándose en los datos que presentan los
anuncios, en las pruebas esgrimidas en cuestiones jurídicas o en informaciones
concernientes a su salud o a los temas relacionados con el medio ambiente y los
recursos de su entorno más inmediato. Una persona cultivada debería ser capaz
de distinguir el tipo de cuestiones a las que pueden dar respuesta los
científicos, o el tipo de problemas que pueden ser solucionados mediante la
aplicación de tecnologías de base científica, de aquellas otras que no pueden responderse
ni solucionarse de esa manera.
Extraído de
PISA 2006MARCO DE LA EVALUACIÓN
Conocimientos y habilidades en Ciencias, Matemáticas y Lectura