miércoles, 19 de enero de 2011

Reacciones PISA

Los sindicatos piden mayor autonomía pedagógica y más inversión para mejorar resultados

Sin embargo, FETE rechaza que sean los directores los que propongan el nombramiento o despidos de profesores, así como sus mejoras salariales


Mayor autonomía pedagógica para los centros y más inversión. Son las dos piezas claves en las que todas las organizaciones sindicales están de acuerdo para mejorar los resultados de PISA. Para FE-USO, "el Informe PISA confirma un dato que habría que tener mucho más en cuenta: el rendimiento de los alumnos no depende tanto del contexto socioeconómico y cultural sino de lo que ocurre dentro de su centro educativo". Según esta organización, "habría que avanzar a un ritmo más acelerado en la autonomía pedagógica y organizativa de los centros, pero en vez de esto nos encontramos con el afán uniformizador del Ministerio y las Administraciones y la poca libertad existente para que las familias puedan elegir el centro que deseen para sus hijos, sin discriminaciones".


FE-USO denuncia que "seguimos con un sistema educativo que no está a la altura de las circunstancias e instalado, además, en una complaciente mediocridad". Además, rechaza "el sorprendente triunfalismo del Ministerio de Educación, que ha celebrado estos datos como una victoria" y desconfía así de "que este Ministerio lidere el cambio que la sociedad española demanda para la Educación, como se pudo comprobar durante el proceso de debate en torno al frustrado Pacto Social y Político por la Educación".

Por su parte, FETEUGT considera que, "a pesar de que el Informe PISA no refleja la complejidad de nuestro sistema educativo, sí puede ser positivo parar reflexionar sobre el mismo y para plantear estrategias de mejora, como son, entre otras, una mayor inversión en Educación por parte de todas las Administraciones educativas priorizando las necesidades reales para la mejora de los resultados escolares, medidas para la atención a la diversidad, entre ellas, la atención individualizada y en pequeños grupos y medidas para luchar contra el abandono escolar temprano". Igualmente, el sindicato comparte "la necesidad de dotar de una mayor autonomía pedagógica, organizativa y de gestión económica a los centros para la mejora de los resultados". Sin embargo, FETE rechaza rotundamente las conclusiones de este informe en relación con que "una mayor autonomía de gestión de personal en los centros se corresponda con mejores resultados de los alumnos", de forma que se opone a que "sean los directores los que propongan el nombramiento o despidos de profesores, así como sus mejoras salariales".

Por otra parte, UGT defiende que "los gobiernos han de priorizar políticas de personal, ya que es una variable que influye directamente en la calidad educativa; retribuciones adecuadas, una carrera profesional acorde a los nuevos retos educativos, plantillas suficientes para dar el salto hacia la excelencia y una adecuada formación para los docentes son elementos que sin duda contribuirían a la mejora de los resultados".

Por su parte, ANPE rechaza la valoración del Ministerio, que habla de "estabilidad en el sistema educativo español". Según esta organización, "no puede llamarse estabilidad a la situación en la cual nuestro país no alcanza nunca a la media europea en los informes internacionales sobre Educación", por lo que reclama una "intervención inmediata a nivel de Estado para realizar los cambios y reformas que precisa el sistema educativo".

Para ANPE "es imprescindible aumentar el gasto público destinado a la Educación, apostar decididamente por la calidad de la enseñanza pública, una actuación a nivel de Estado que vertebre y cohesione el sistema educativo, potenciar un nuevo modelo educativo que se fundamente en la exigencia y el esfuerzo en el aprendizaje y una toma de postura clara de la administración educativa a favor del profesorado".

Desde la Concertada, FSIE considera que "los resultados de PISA 2009 permiten afirmar que los centros concertados mantienen una media por encima de la española (incluso descontado el efecto de los factores socioeconómicos y culturales) con menos profesores por alumnos y la mitad de gasto por alumno que los centros públicos". A juicio de FSIE, "esto se debe al excelente desempeño de los docentes de la Concertada".

También la Internacional de la Educación (IE) ha querido poner de manifiesto lo que, a su juicio, son "algunas limitaciones objetivas del Informe, elementos que hacen que PISA no pueda ser reconocido como la valoración absoluta de los sistemas educativos de cada país". Para la IE, "PISA es una buena foto de parte de las competencias básicas que se deben adquirir en un instante concreto del proceso educativo, pero existen competencias asociadas a otras materias, en particular sobre las ciencias sociales o las capacidades artísticas o de creación, que no se miden en PISA; no considera contextos culturales ni desarrollos curriculares; y esa foto responde a un momento concreto, los 15 años, sin que tenga un seguimiento, ni en lo previo, ni en las etapas posteriores de la vida escolar del alumno".

Según José Campos, secretario general de FE-CCOO y miembro de la ejecutiva mundial de la IE, "falta la participación y las valoraciones del profesorado del propio alumnado que participa en las pruebas. Éste, sus familias, los directores de centros y las autoridades educativas dan datos y valoran el contexto educativo del centro y el concreto del alumnado, pero no hay aportaciones de un elemento central del proceso educativo como es el profesorado, lo que supone un límite evidente a la obtención de conclusiones. Asimismo, PISA obvia las relaciones de causalidad en esos datos, un factor esencial de las conclusiones; por ejemplo la relación entre resultados y ratios alumnado/profesor, evidente en los distintos logros entre comunidades españolas, al permitir una atención más o menos personalizada".

CCOO reclama, antes que comparaciones internacionales, "un riguroso análisis de las diferencias de resultados que se dan dentro de España, de las diferencias entre distintos centros escolares y de las producidas dentro de los propios centros en función de las características de su alumnado, donde se presentan diferencias de puntuación mayores que las del contexto internacional".

Por su parte STES plantea que "no sólo es necesario saber cuál es el la media de los resultados de todo el alumnado de la OCDE, sino dónde se sitúa lo que podemos llamar el "aprobado": qué puntuación nos situaría en el aprobado, qué puntuación señala que el sistema educativo funciona correctamente, aunque esté situada por encima o por debajo de la media de la OCDE". Para STES, "serviría para conocer la realidad del sistema educativo del Estado, pues la sola publicación de los datos comparativos con otros sistemas no es suficientemente aclaratoria. El ranking en Educación tiende a la competencia, sin tener en cuenta la realidad de cada cual y, en definitiva, no es nada clarificador para el conjunto de la sociedad".



 



 



Por Adrián Arcos


Fuente

Magisnet.com

martes, 4 de enero de 2011

Una primera mirada a los resultados de los paises latinoamericanos en PISA 2009

TENDENCIAS Y DESIGUALDAD
El pasado 7 de diciembre se presentaron los resultados de PISA 2009. Esta es la cuarta oportunidad en que esto ocurre desde la publicación de los resultados de PISA 2000 en el año 2001. Si bien PISA tiene una presencia cada vez más importante en la agenda educativa, las discusiones que se generan o recogen en los medios de comunicación suelen adolecer de dos problemas principales: una insuficiente comprensión sobre la información que está siendo analizada y una lectura excesivamente politizada de los datos (en el peor sentido del término, es decir, forzando interpretaciones incorrectas pero afines a los intereses del emisor en las contiendas interpartidarias).

Ejemplos de lo primero serían:
a. El acento puesto en el lugar que ocupa cada país en el ranking, ignorando los cambios en la cantidad de países participantes y las características de los mismos.
b. El foco de atención en las puntuaciones (p. ej. “alcanzamos 458 puntos y mejoramos 23 puntos”), que están expresadas en una escala estadística (TRI) carente de significado educativo, ya que simplemente reflejan magnitudes de las desviaciones con respecto a la media, algo difícil de comprender por personas sin formación en estadística.
c. No tomar debidamente en cuenta que PISA mide el resultado final logrado por los estudiantes al cabo de al menos 9 años de educación formal (los estudiantes evaluados en PISA 2009 iniciaron la escuela primaria en el año 2000 o antes) y 15 años de formación en la familia y en la sociedad.

Ejemplos del segundo tipo de problemas son:
a. El uso de los resultados para legitimar o criticar a la administración de turno, cuya duración inevitablemente es de menor extensión que la acumulación educativa evaluada por PISA señalada anteriormente.
b. Realizar análisis genéricos descalificadores de la realidad educativa y del trabajo de los docentes.
c. Desde otras perspectivas, descalificar a la propia evaluación porque no se la comprende o porque la situación educativa no mejora, sin considerar que la mejora no es resultado de la evaluación en sí misma sino del uso reflexivo por parte de múltiples tomadores de decisiones de la información que ella provee que se suma a criterios y datos provenientes de otras fuentes, visiones y perspectivas sobre la política educativa y las prácticas de enseñanza.

Como en anteriores oportunidades, los principales resultados y rankings han tenido una gran difusión en los medios en buena parte del mundo durante la semana del 7 de diciembre. Pasada esa primera ola de repercusiones, la intención de este primer Boletín sobre PISA 2009 es enfocar la mirada en dos temas relevantes para los países de América Latina: la tendencia en los resultados en Lectura al cabo de una década de evaluaciones y el problema de la desigualdad en el acceso a las competencias y conocimientos evaluados.

Por cierto, las páginas que siguen se apoyan en la premisa de que los datos aportados por PISA son válidos y confiables. Esto es, creemos que PISA mide conocimientos y capacidades socialmente relevantes para los estudiantes de nuestra región y que lo hace de manera razonablemente precisa. Somos concientes de que otros actores vinculados a la educación y que conocen en profundidad la evaluación PISA (también los hay quienes discrepan con PISA sin comprenderla), discrepan con la pertinencia de los aspectos evaluados en las pruebas y, en otros casos, tienen dudas acerca de la precisión de las medidas de tendencia a lo largo del tiempo. Desde nuestra perspectiva, los reportes técnicos son lo suficientemente robustos, lo cual no significa que no exista error de medición, sino que el mismo está siendo medido y controlado.

boletin21gteepreal[1]
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