Alarmante descenso del nivel educativo
Hace pocos días, la Unesco dio a conocer, en Santiago de Chile, los resultados del 2º Estud
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En el rendimiento demostrado en las áreas examinadas, los alumnos argentinos tanto de 3º como de 6º grado que completaron las pruebas quedaron en el sexto lugar en matemática; en séptimo y octavo lugar, respectivamente, en lectura, y, finalmente, en ciencias naturales (disciplina en la cual sólo fueron examinados los alumnos de 6º grado de nueve países) nuestros escolares alcanzaron el 4º puesto. La muestra considerada fue de 196.040 alumnos que representan a los 21 millones con que cuenta la región.
Lamentablemente, los rendimientos de nuestros alumnos en este estudio circunscripto a América latina, cuyos resultados muestran un preocupante deterioro en relación con los obtenidos en un análisis similar realizado en 1996, confirman una declinación ya demostrada mediante otros instrumentos y realizados desde otras perspectivas. Se puede citar al respecto otra prueba internacional, la denominada PISA, que arrojó resultados igualmente decepcionantes en el año anterior.
Desde luego, la reiteración de rendimientos mediocres no debe motivar sólo desaliento, sino que debe constituir un incentivo para enmendar errores o fallas del sistema educativo. Así lo ha señalado el ministro de Educación de la Nación, Juan Carlos Tedesco, quien manifestó no haber sido sorprendido por los resultados de la prueba. Agregó también que están en marcha políticas educativas orientadas a mejorar los aprendizajes en las tres áreas evaluadas, aunque señaló que los logros relacionados con la calidad educativa demandan tiempo.
Sin dudas, esto es así y por eso es indispensable sostener un constante esfuerzo para mantener y elevar los niveles alcanzados. Es mucho lo que ha declinado nuestra enseñanza, que en el pasado gozó de un muy alto prestigio internacional. Por lo tanto, también es mucho lo que se ha dejado de hacer o se hizo mal, para que se produzca una decadencia como la observada. Es menester, por eso, corregir cuanto se ha hecho mal en los últimos lustros, ya que aun en las innovaciones introducidas se han cometido errores que afectaron severamente el desarrollo educativo, como sucedió con la reforma educativa de 1993 o con los diversos criterios con los que se encaró la convivencia escolar. En este sentido, sería muy positivo tener muy en cuenta la observación que la misma Unesco formula como conclusión del estudio comentado: "El clima escolar es la variable que mayor influencia ejerce sobre el rendimiento de los estudiantes. La generación de un ambiente de respeto es esencial para promover el aprendizaje".
Ese clima depende de una escuela concentrada fundamentalmente en su misión de enseñar y en la que se mantenga una disciplina basada en el respeto del conocimiento y del docente que en las aulas lo representa, lo cual constituye la clave de la convivencia y del trabajo escolar productivo. El otro gran desafío es recrear en el ámbito familiar y social la motivación imprescindible para estudiar y aprender, que ha decaído socavada por un desinterés injustificable. Este ha sido acompañado también por un creciente facilismo pedagógico que ha ido debilitando la imprescindible cultura del esfuerzo en la que, hasta no hace mucho, se sustentó nuestra escuela.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1027758
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