Voluntaria o involuntariamente se le ha dado a este tipo de
evaluación la legitimidad y el poder de ser el eje articulador de la política
educativa. Es a partir de los resultados de las pruebas de evaluación que se
desprenden las políticas de accountablity, de incentivos y castigos, de
focalización recursos, de orientación de las capacitaciones, de uso de
información para la toma de decisiones etc. Este es un contrasentido si lo
contrastamos con las intenciones de mejorar la calidad de la educación. Si
analizamos lo que ha ocurrido con la puesta en marcha de estos sistemas,
veremos que trata de un mecanismo que en la práctica sirve para empeorar y no
mejorar la calidad de la
educación. De paso, vale la pena notar que es un error
político el señalar que el éxito o fracaso de una política es subir los
puntajes en una medición que no mide lo que se le atribuye, y que el sistema
tal como esta concebido no puede modificar.
Uno podría preguntarse ¿Porqué se afirma que el tipo de
evaluación, instalada como medio de gestión, se ha convertido en un instrumento
que baja la calidad, cuando esta diseñada para subir la calidad en educación?
La respuesta es que no solo se ha convertido en un freno al desarrollo de la
educación, sino que contrariamente a lo que se afirma en los medios, esta
involucionando el sistema. Esto se puede fundamentar desde distintos ángulos. A
título de ejemplo podemos destacar que:
1. Los puntajes bajan.
Como ya se ha señalado, la mera observación de las estadísticas comparables
muestra que, a pesar de todos los esfuerzos, los puntajes siguen bajando. Ante
esta situación, la tentación es profundizar una política de ejercer más presión
sobre los docentes, en vez de revisar el sistema.
2. Efectos perversos
de las pruebas. La importancia que se le ha dado a esta forma de
evaluación, hace que calidad de educación se haya transformado en sinónimo de
un puntaje en las pruebas. Esta es una identificación nefasta tiene a su vez
varios efectos:
a. hace que el foco de la educación se ponga en la respuesta
a pruebas psicométricas y no en la enseñanza, que es el fundamento de la
profesión,
b. saca de la vista cosas que son importantes como
finalidades de la educación a saber: el desarrollo de la personalidad, el
respeto, la ciudadanía, la curiosidad, la postura valórica, las ganas de
descubrir conocimientos, compromiso con la sabiduría, etc. Todas cosas que no
son evaluadas por la pruebas psicométricas. En definitiva, lo que es la
finalidad de la educación queda de lado en el proceso educativo porque no es
evaluado.
3. Subir puntajes
crea una ilusión. Identificar la calidad de la educación con subir los
puntajes de la pruebas de medición genera situaciones ilusorias. Entrenar para
responder una prueba estandardizada, es como cuando a una persona que tiene
fiebre se la baja con medicamentos o enfriándole la cabeza, de manera que
cuando se le pone el termómetro para medir la fiebre, ésta ha bajado, se
concluye que el enfermo sanó. Igualmente, los puntajes se pueden subir o
desvirtuar de muchas maneras, como por ejemplo:
a. Inflando las notas (como lo muestran los sistemas de
acceso a las universidades)
b. Sacando a los “malos” alumnos cuando haya que dar las
pruebas (cuando ese concepto de “malo” no tiene contenido específico sino que
es sólo una interpretación)
c. Entregando el resultado de las pruebas a los alumnos
d. Entrenando a los alumnos a responder las pruebas.
e. Los alumnos
tienen la libertad de responder al azar
4. La educación se
vuelve superficial. Focalizar la política en las pruebas instala una
dinámica que hace que la educación se vuelva superficial.
a. Porque la habilidad de responder a pruebas de
alternativas múltiples no implica reflexionar de cómo alcanzar una respuesta,
sino solo el acto elegir una respuesta. Aprender a reflexionar es importante
porque es así como se logra profundizar un tema, y por ende elevar el nivel de
calidad de dominio del contenido.
b. Porque responder a pruebas de alternativas múltiples no
requiere pensar ni razonar, sino reconocer una respuesta. Aprender a pensar y a
razonar es importante porque permite encontrar las estructuras lógicas y a
conectar los acontecimientos.
c. Porque responder a pruebas de este tipo, no requiere de
la competencia de construir conocimientos, sino a la capacidad de “apuntarle” a
una respuesta ya dada
d. “Enseñar para la prueba” implica que los profesores
ocupan su tiempo en ejercitar a los alumnos a elegir. Implica que los
profesores no le dedican tiempo a enseñar o a pensar.
e. Subir o bajar los puntajes, es una actividad superficial
que no tiene que ver con una educación de calidad. Pensar que un sistema
educativo mejora (o empeora) porque se suben (o bajan) los puntajes, es pesar
que la salud es mejor cuando se le pone el termómetro a los enfermos después de
haberles aplicado aspirinas y compresas de agua fría.
5. Consecuencias
sociales: aumenta la desigualdad.
a. En los colegios de bajos recursos, enseñar para la prueba
“para subir los puntajes … cueste lo que cueste”, significa que los profesores
se ven forzados a no educar, sino a entrenar a los alumnos para responder
pruebas de opciones múltiples. En los sectores mas pudientes de la sociedad,
esta actividad se paga fuera de las horas de clases.
b.
Orienta el gasto hacia las pruebas en vez de la enseñanza. En la
teoría subyacente a esta visión, se supone que el nivel de ingreso de la
familia determina el resultado de la prueba. Las diferencias en los resultados de dichas
pruebas no se deben a factores educativos. Entonces, como ya se sabe el
resultado de antemano, y también siendo conscientes de que las variaciones son
marginales, en vez de seguir evaluando (y pagando por ello) sería mas útil
utilizar los recursos de la evaluación a actividades educaciones mas ricas y
productivas para los alumnos.
Autor
Juan Casassus – UMCE, Santiago, Chile
En: Evaluación educativa, segmentación social y pérdida de
calidad
1 comentario:
Totalmente de acuerdo.
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