¿Por qué está olvidando la escuela que ser felices, saludables,
sociables, compasivos, reflexivos, creativos y buenas personas son ingredientes
vitales para la buena formación de los alumnos? ¿Por qué ha sido desplazado por
una obsesión por los estándares y los puntajes en las pruebas?
Parece ser
que el lanzamiento del Sputnik por los rusos en 1957 y su simbolismo en la
carrera espacial ante los EE.UU. fue el punto de pivote. Los políticos
norteamericanos lo interpretaron como un fracaso del sistema escolar
norteamericano. El congreso promulgó en 1958 el Acta Educacional de Defensa
Nacional para promover el mejoramiento de los logros académicos escolares que
derivaron en el programa de la nueva matemática en 1960 y el énfasis en los
STEM (science, technology, engineering, mathematics).
En 1983
Reagan adopta la proclama de científicos, educadores y decisores “A Nation at
Risk” empujando esa obsesión que relanza Clinton en 1994 con el programa “Goals
2000 = Educate America Act” para lograr altos niveles de competencia en
matemáticas, literacidad y ciencias para el año 2000 expresados en estándares
nacionales. Toma la posta George Bush impulsando el plan “No Child Left Behind”
con severos controles e incentivos para resultados en pruebas. Ese programa
vino acompañado de paquetes completos de pruebas estandarizadas con desempeños
estrechamente medidos en matemáticas y lectura. Los alumnos eran entrenados
diariamente para dar respuestas al tipo de preguntas cortas y concretas que
emanaban de esas pruebas desde 3er grado hasta el final de la secundaria.
Los
sucesivos programas ha sido un colosal y costoso fracaso. La administración
Obama orientó sus propuestas de reforma hacia el “Common Core” de lo que todo
alumno debe lograr para estar bien educado. Los desempeños a lograr se
convirtieron en los referentes de los tests y la acción docente de preparación
para ellos en las aulas. Más de lo mismo.
Sin embargo,
la industria de tests prosperó, así como la de los juegos, software,
aplicaciones educativas y canales de televisión educativos. El mercado llenó el
vacío creado por las frustraciones generadas por las políticas educativas. Lo
irónico del tema es que la presión de la industria de los tests en lugar de dar
mejores opciones para el futuro lo que ha hecho es erosionarlas.
Ciudad
bonita es ciudad limpia. Hacen falta, es verdad, más depósitos de basura.
Por: Leon Trahtemberg
Fuente: http://eltiempo.pe/?p=134361
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