nteresantes han sido los análisis sobre los resultados que arrojó la
prueba PISA (Programa para la Evaluación de Estudiantes Internacionales) que en
días pasados la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)
dio a conocer en México. Varios investigadores, académicos, profesores,
columnistas, y demás actores que conocen del medio educativo – me incluyo –, de
brote pronto, se le fueron a la yugular a las pasadas administraciones
federales, caso concreto, a la de Felipe Calderón Hinojosa, dado que la
aplicación de dicho examen, se realizó a los estudiantes de 15 años que
cursaban al menos el primer grado de secundaria en 2015. Como es de suponerse,
estos jóvenes, ingresaron al Sistema Educativo Mexicano (SEM) en el 2006 y, por
obvias razones, la valoración dio cuenta del avance o retroceso que se ha
tenido en esta materia.
No obstante lo anterior, y la dura crítica de que fueron objeto ciertos
funcionarios públicos – de antaño y los actuales –. Llamó mi atención, algunas
ideas que su página de Facebook, Laura Frade (13/12/2016), difundió con el
propósito de presentar un análisis sobre los resultados a los que hago
referencia. El título que le dio a tales ideas, no pudo ser menos provocador e
interesante: “La visión reduccionista de los resultados de PISA” y,
bueno, entre otras cuestiones de singular importancia, resaltó el hecho de
analizar el problema desde lo que Morín (2004) denominó “el complexus”, que no
es otra cosa que profundizar en el tema a partir de las partes que interactúan
con éste.
Pues bien, siguiendo con esta línea de análisis, Frade argumentó que la
visión reduccionista se limitó (valga la redundancia) a observar la
problemática responsabilizando al gobierno; a los docentes – a partir de la de
la mirada de las ONG y algunos empresarios –; y a la Secretaría de Educación
Pública (SEP) y al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE),
por la corrupción que han permitido prive en el SEM; y bueno, a partir de tales
consideraciones, planteó la imperiosa necesidad de observar el complexus
educativo para generar propuestas de solución que favorezcan a la educación en
su conjunto. Es decir, que a partir de cuestionar: el contexto globalizante y
localizante; la estructura operativa que está conformada por una
hiperestructura en la que no solo participa la nación sino también la OCDE, el
FMI, el Banco Mundial, la Unesco, y demás; y, la estructura conceptual, que
implica observar qué se enseña y cómo se aprende; estaríamos en la posibilidad
de mejorar los resultados educativos en México.
Repito e insisto, cosa más interesante fue ésta, dado que como puede
verse, la realidad se explica a partir de la teoría que circunda en el medio.
No obstante esta afirmación, dicha realidad nos enfrenta precisamente a ese
nivel reduccionista a la que Frade hace referencia. ¿Por qué? Porque
lamentablemente, las teorías, los estudios, las investigaciones y las
propuestas, son ante unos oídos sordos: nada. ¿Visión reduccionista? – con
seguridad Laura Frade me preguntaría –; y mi respuesta no podría ser de otra
manera: afirmativa. Me explico.
Desde que ingresé hace algunos años al magisterio – casi dos décadas –,
he dedicado buena parte de mi tiempo a analizar el SEM. De hecho, algunas
investigaciones he realizado con el propósito de comprender los distintos
fenómenos que ocurren en dicho Sistema. Ello me ha permitido, tener un panorama
amplio sobre los temas educativos que son parte del gremio. Obviamente, el
mejorar mi práctica docente ha sido uno de los propósitos que he conseguido. No
sé hasta qué punto he avanzado, pero de algo estoy seguro: la reflexión en,
para y sobre mi práctica docente, ha sido permanente y que puedo constatar en
la formación de mis alumnos.
Así pues, la incesante interacción que he tenido con cientos de
estudiantes y colegas en las diversas instituciones educativas en que he
laborado; me ha permitido, constatar que tales teorías, tales investigaciones,
tales argumentos, tales explicaciones, que buscan mejorar la educación de mi
México querido, carecen de significado y sentido por todo lo que permea en el
medio. Y no me refiero a aquellos agentes o factores externos a la nación que
influyen en el SEM; como parece obvio, lo local es lo que cobra importancia en
este sentido.
¿Cómo se explica que tanto las escuelas públicas y particulares hayan
obtenidos pobres resultados si ambas son parte de un Sistema?, ¿dichos
resultados se explican a partir del contexto internacional?, ¿nacional? o ¿de
ambos? Es indiscutible, tales explicaciones se encuadran en ambos pero, ¿cuáles
pueden controlarse? Las primeras, son prácticamente imposibles pero, las
segundas, son lo que nos ocupa o debiera ocupar.
Si analizamos con detenimiento las políticas educativas que han permeado
en México desde que la SEP fue fundada por Vasconcelos (para qué ir más lejos),
podríamos comprender que la educación no ha avanzado lo suficiente como para
sentirnos contentos. La política, esa mala política que en cada sexenio se
observa a plenitud, lo ha impedido.
No olvidemos que el mundo gira y el hombre, por más increíble que
pudiera parecer, también lo ha hecho. De ahí que podamos comprender que lo
global y lo local, han cambiado de significado conforme el tiempo ha avanzado.
México, está estancado. Comenzar con serios cuestionamientos hacia el
gobierno, la SEP, el SNTE, las ONG, y demás actores que influyen con sus
acciones en el medio educativo, valga la redundancia, es un buen comienzo. En
todo caso, exigir una transformación como la que la misma teoría propone, es
fundamental y de vital importancia para que no solo se mejoren los resultados
en “x” o “y” prueba. Se trata pues, de formar ciudadanos en el más amplio
sentido de la palabra y, discúlpeme usted si en estos momentos soy
reduccionista, pero esa limitante, me permite demandar para mis compañeros
docentes: una mayor participación en la formulación de los planes y programas
de estudio; transparencia en el ejercicio de los recursos públicos destinados
al ámbito educativo; y una mejor educación para los millones de niños y jóvenes
que asisten a las escuelas de mi México querido…solo por citar algunos
ejemplos, insisto, reduccionistas si usted quiere, pero tan necesarios en un
país en el que el pedir, es mendigar lo que por propio derecho debe otorgarse.
En este sentido la pregunta sería, si ante tal reto, el gobierno le
entraría al toro por los cuernos. He ahí el dilema, he ahí la cuestión, he ahí
el problema.
Tiempo al tiempo.
Por: Abelardo Carro Nava
Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/pisa-entre-la-teoria-y-la-practica/
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