Es común escuchar que el ser humano es un ser social, por lo
tanto, lo que sucede a su alrededor, en diferentes grados, moldea y afecta
tanto sus acciones como su personalidad. El estudiante no escapa a esta regla,
dado que la educabilidad se encuentra, al menos en parte, definida por las
condiciones en que tiene lugar la escolarización. Sin
lugar a duda el contexto en el que el estudiante vive deja sus huellas en su
proceso de educación.
Los sistemas de evaluación estandarizada se utilizan con
todos los estudiantes del sistema educativo. Ello, trae problemas en países en
los que conviven integrantes de diferentes culturas, quienes no siempre tienen
como lengua nativa al idioma oficial del país en el que residen. Los alumnos
que deben, por ejemplo, rendir una evaluación de alcance nacional en inglés,
pero tienen como lengua primaria el español, se encuentran claramente en una
situación de desventaja. Por lo tanto, en estos casos, en los que existen
diferencias en cuanto al nivel de manejo del idioma del examen, se puede determinar
erróneamente que el nivel educativo de una escuela es malo cuando en realidad
existen otros factores que determinan que los resultados sean bajos. Haladyna,
entre otros, expresa con mucha claridad que los resultados de las evaluaciones
están estrechamente vinculados a la influencia de las condiciones socio
económicas en las que vive el estudiante, por lo tanto, el origen étnico y
cultural de los estudiantes debe ser un factor a tener en consideración a la
hora de evaluar el rendimiento de las evaluaciones. Por lo tanto, no sería
descabellado afirmar que por su metodología, las evaluaciones estandarizadas
hacen la vista gorda a todas estas particularidades que son elementos constitutivos
del aprendiz.
Como ya he mencionado en otras partes de este trabajo, los
resultados de las evaluaciones estandarizadas adoptaron mucha importancia con
el correr del tiempo. Como consecuencia de ello se creó una “industria” que
ofrece libros de texto específicos para que los alumnos se preparen para los
tests. A su vez, es muy común en países como Corea y Japón, que los estudiantes
contraten profesores particulares para perfeccionar sus técnicas de rendición
de examen. Teniendo en cuenta la idea que cuanto mas se ponga en juego según los
resultados obtenidos en las evaluaciones, mayor será la preocupación que los
estudiantes tengan por su puntaje, es lógico afirmar que existe una gran
demanda, por parte de los estudiantes de las clases mas pudientes, a contratar
a todo aquel que pueda ayudar a obtener un mejor resultado en las evaluaciones
estandarizadas. Suen sostiene que en Japón existe un sistema de educación
paralelo, al que la autora ha denominado “shadow education” mediante el cual
los estudiantes acuden a profesionales especializados en la enseñanza de
estrategias para obtener mejores resultados en las evaluaciones. En una
sociedad tan heterogénea y con niveles de desigualdad tan grandes como la
nuestra, esto plantea un inconveniente: la mala distribución de recursos pasa a
ser un determinante a la hora de obtener un puntaje alto en estos exámenes.
Por otro lado, en los Estados Unidos, por ejemplo, uno de
los valores que se persiguieron a trabes de las evaluaciones estandarizadas es
el de equidad: es decir, que todos los
estudiantes, más allá del contexto social y económico al que pertenecen puedan
progresar. Hasta este punto, uno podría afirmar que no existe nada malo en ese
fin, de hecho es un objetivo de valor. El problema surge cuando el
incumplimiento trae consecuencias graves para los estudiantes. Por ejemplo,
¿cuál fue el impacto que tuvo NCLB en la brecha que existe entre los alumnos
más favorecidos y los pertenecientes a grupos mas marginados? Causey-Bush se
refirió a los casos de California y de Texas, dado que el 34% de la población
de color en los Estados Unidos, pertenece a estos dos estados. De acuerdo a los
datos del Departamento de Políticas Educativas y división de evaluación de
California, y de la Agencia de Educación de Texas, en el año 2003 solamente los
alumnos “blancos” (no de origen hispánico) fueron los únicos de cumplir con los
estándares propuestos, tanto en California como en Texas. Tal como sugiere Kohn,
uno de los daños colaterales de esta iniciativa fue que como resultado se penalizo
–a trabes de un menor financiamientoa aquellas instituciones que no lograron
buenos resultados.
Son muchos los autores que han sugerido la importancia del
contexto socio económico en el proceso de aprendizaje. Karp menciona que en el
año 2003 Educational Testing Services, una de las empresas que confeccionan
exámenes estandarizados, más importantes del mundo, concluyó que existen
alrededor 14 factores responsables de la brecha entre los que logran buenos
resultados y aquellos que fracasan. Entre aquellos factores se mencionaban el
nivel de pobreza, la alimentación de los niños, la educación de los padres, la
atención medica que recibieron durante la infancia. Similarmente ,
Karen sostuvo que el acceso a un buen servicio médico, la estabilidad emocional
en el entorno familiar del niño, la integración del niño en la comunidad y las
condiciones socio económicos de la comunidad a la que pertenece el alumno, son
solamente algunos de los tantos factores que afectan el nivel educativo del
educando. Con lo cual, creo que estos datos deberían ser suficientes para, al
menos, ser cautelosos a la hora de asignarle importancia a los resultados de
las evaluaciones estandarizadas.
En definitiva, ¿es la escuela la institución facultada para
confeccionar políticas que garanticen el libre acceso para todos al servicio
médico público, que aseguren la asignación de recursos del presupuesto anual
para la implementación de recursos modernos en el proceso de formación
educativa, entre otros casos? La respuesta es claramente no.
Extraído de
Evaluaciones Estandarizadas: Seis Reflexiones CríticasIgnacio Barrenechea
George Washington University (GWU).
Archivos analíticos de políticas educativas
Revista académica evaluada por pares, independiente, de acceso abierto y multilingüe
Arizona State University
Volumen 18 Número 8
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